jueves, 2 de abril de 2009

LAS EXTRAÑAS PROPIEDADES DEL AGUA




Este doctor japonés a través de una serie de experimentos determinó que el agua se ve
profundamente influenciada por los pensamientos humanos, los que, en definitiva, son
causantes incluso de desastres naturales.
Si bien estamos compuestos por más de un 70% de agua y nuestro planeta, llamado
paradójicamente tierra, contiene tres cuartas partes de ella, poco sabemos de sus cualidades.
Por lo menos eso fue lo que pensó un doctor japonés llamado Masaru Emoto, quien llevó a
cabo una serie de experimentos que le permitieron concluir que el agua es capaz de
entregarnos mensajes de profunda importancia, básicamente porque es un ser viviente
poderoso que puede llegar a ser alterado por los pensamientos y las emociones.
Antes de los descubrimientos de Emoto sabíamos que el agua es fundamental para la
existencia de la vida en la Tierra, que de ella depende nuestra salud y que, tratada de
diferentes modos, puede curarnos de múltiples enfermedades.
Edward Bach, médico inglés que descubrió la terapia floral que lleva su nombre, nos reveló
otras cualidades del líquido ya que el agua tiene una memoria donde almacena la
información que le reportan los campos magnéticos generados por las sustancias, en este
caso flores y plantas, con las que entra en contacto.
Con Masaru Emoto, surge una nueva evolución en el conocimiento de dicha materia ya que
el científico japonés descubrió que la voz, los pensamientos y las emociones humanas
pueden alterar la estructura molecular del agua.
Los descubrimientos de Masaru Emoto
LOS MENSAJE OCULTOS DEL AGUA
EL EXPERIMENTO
Todo comenzó en 1994 cuando el doctor Emoto tomó muestras de agua de varias fuentes,
congeló unas pocas gotas, las examinó bajo un microscopio y las fotografió.
El experimento arrojó que las formas cambiaban dependiendo del tipo de agua, si es que era
sucia o cristalina, y que también dependía de otros factores. Por ejemplo, expuso agua a
sonidos grabados en cintas conteniendo palabras, nombres de personas, música, o
exponiéndola a diferentes esencias florales. La música clásica siempre reflejó patrones
hermosos mientras que el heavy metal creó imágenes distorsionadas, sin forma y borrosas
como si ese tipo de música hubiera destruido el delicado equilibrio de las moléculas.
La investigación no quedó allí y Emoto continuó escribiendo palabras en pedazos de papel
y pegándolas a un contenedor de vidrio transparente para ver si existía alguna reacción.
Primero trató usando palabras positivas como “Amor” y “Gracias”, notando cada vez un
bello y delicado patrón cristalino. Incluso obtuvo resultados diferentes dependiendo del
idioma utilizado.
La explicación es que las palabras convierten las vibraciones de la naturaleza en sonido, y
cada lengua es diferente, por lo que cada una tiene su propio juego de vibraciones. La
naturaleza en Norteamérica es diferente de la naturaleza en Japón. Aunque “Arigato” y
“Thank you” tienen la misma traducción, crean estructuras cristalinas diferentes.
Luego analizó que ocurría con términos “Me enfermas, te voy a matar” observando
patrones distorsionados, asustados y turbios.
Según Emoto, estos descubrimientos revelan que "el agua no sólo almacena información
sino también sentimientos y conciencia, reaccionando a cualquier mensaje". E incluso
agrega que "toda la información que alberga la estructura se hace visible cuando se
fotografía una gota de agua en estado de congelación".
En suma, para Masaru Emoto sus fotografías demuestran que los pensamientos, la voz y las
emociones humanas pueden alterar la estructura molecular del agua. Y huelga decir que si
las afirmaciones de este investigador japonés son ciertas el descubrimiento es trascendente
ya que como hemos comentado, tanto el 70% de nuestro cuerpo como el del planeta que
habitamos es agua.
Por lo mismo, han surgido nuevas interrogantes en torno al poder de la intención y la
palabra ya que lo descubierto por Emoto podría explicar por que una persona puede llegar a
enfermarse si es constantemente bombardeada por pensamientos y palabras negativas. Por
ejemplo, frases como “eres un tonto”, o decirle flojo, inútil, gordo o feo pueden influir en
los fluidos y el agua que contiene el cuerpo de una persona. Mientras que frases amorosas,
pacíficas y de luz elevan su nivel vibracional protegiéndolo y cuidándolo.

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