viernes, 20 de noviembre de 2009

Es inútil el lamento ante el sufrimiento


En tiempos de Buda, una mujer del lugar perdió a su único hijo. Desesperada y no estando dispuesta a aceptar su muerte, quiso volverlo a la vida por cualquier medio.

Después de buscar infructuosamente a alguien capaz de resucitar a su hijo, le dijeron que Buda tendría la medicina para lograrlo.

El Buda le dijo que conocía el remedio, pero para prepararlo necesitaba algunos ingredientes. Debería conseguir un puñado de semillas de mostaza que procedieran de un hogar donde nunca hubieran padecido la pérdida de un ser querido.

La mujer, esperanzada comenzó a recorrer casa por casa buscando las semillas, pero cuando preguntaba si alguna vez había muerto alguien allí, encontraba que en todas partes había fallecido alguno, y por más viviendas que visitó, ninguna se había librado del sufrimiento de la muerte de un familiar.

Al darse cuenta que su mismo dolor era experimentado en algún momento por todos, permitió que enterraran a su hijo y luego fue a ver a Buda.

Con gran compasión, Buda le enseñó que nadie se libera del sufrimiento y de la pérdida; y que ella no era la excepción. La ley de la muerte es que los seres vivos no son permanentes.

Esas palabras no eliminaron su sufrimiento pero disminuyó el dolor de luchar contra lo inevitable.

Los seres humanos tienen muchas estrategias para evitar el sufrimiento, ya sea usando sustancias químicas o drogas, o con mecanismos de defensa casi siempre inconscientes, o bien negándose a reconocer que tienen un problema, o sumergiéndose en distracciones o diversiones, y hasta proyectando inconscientemente su propia frustración en los demás.

Todos estos mecanismos son paliativos transitorios que no liberan del sufrimiento para siempre, porque tarde o temprano vuelve a surgir con más fuerza.

El sufrimiento que no podemos evitar es mejor reconocerlo y aceptarlo. No pensar puede aliviarnos temporariamente pero enfrentar el dolor nos liberará del temor y nos hará sentir libres.

Las convicciones desempeñan un papel importante si consideramos al sufrimiento como parte de la vida, porque percibir la vida como un todo cambia la actitud que se asuma ante el sufrimiento; y si adoptáramos una actitud de mayor tolerancia al sufrimiento serviría para no sentirnos infelices, descontentos o insatisfechos.

El sufrimiento es la naturaleza fundamental de la existencia no iluminada, porque si en ese momento se puede contemplar la situación desde otro ángulo, se puede llegar a vivir como algo bastante natural.

Las causas profundas del sufrimiento son la ignorancia, el deseo y el odio. La ignorancia es la falsa percepción de la verdadera naturaleza de la realidad, el deseo es la causa del sufrimiento y el odio es la proyección del dolor.

Si creemos que el sufrimiento es algo antinatural que no deberíamos experimentar, enseguida buscaremos a un culpable porque nos sentiremos una víctima.

Le echaríamos la culpa al gobierno, al sistema educativo, a nuestros padres abusivos, a una familia anormal, a la pareja, a unos genes defectuosos; y esa actitud puede servir solamente para perpetuar el sufrimiento que se transforma en sentimientos de cólera, frustración y resentimiento.

Y la venganza es un círculo vicioso porque se transforma en una cadena de venganza que a veces se llega a transmitir de una generación a otra.

Volver una y otra vez sobre los recuerdos dolorosos puede magnificarlos y es la mejor manera de alimentarlos y acrecentarlos.

Si consideramos el sufrimiento injusto estamos agregando un elemento más a la inquietud mental.

Si sabemos mirar, los grandes sufrimientos pueden dar como resultado cambios en la vida que nos proporcionan la posibilidad de enfrentar nuevos desafíos.

filosofia.laguia2000.com/.../el-sufrimiento

La Función del Sufrimiento




El camino más corto para superar el sufrimiento es comprender su sentido y su función.
Más allá del sentido espiritual, el sufrimiento tiene una función moral y realiza una profunda purificación en nosotros.

La causa del sufrimiento del ser humano se encuentra en él mismo, y en principio deriva de su resistencia a transformarse. Por otro lado, hace milenios Buda reveló que el sufrimiento es producto del deseo.


Nosotros lo generamos al querer cosas, al involucrarnos emocional y mentalmente con algo o con alguien, y al realizar experiencias sin un motivo noble y universal. Las personas, por estar muy centradas en sí mismas, poco se interesan por la evolución del universo en que se encuentran. El sufrimiento proviene de ese desinterés y de ignorar que todo es estimulado por la única vida. Sin embargo, podemos cambiar esa situación si canalizamos nuestros deseos hacia objetivos cada vez más amplios y elevados.

Si el sufrimiento es de naturaleza moral construye y fortalece el carácter, nos impulsa a que dejemos de ser ambiguos y tibios en nuestros sentimientos. Todos los que ya han formado el carácter lo hicieron viviendo diferentes graduaciones de ese tipo de sufrimiento, pues durante las pruebas que nos presenta tenemos posibilidad de hacer opciones importantes para el camino espiritual.

Si el sufrimiento es de naturaleza física casi siempre nos quiere mostrar, a través del propio cuerpo, lo que debemos cambiar en nuestra manera de ser. Este tipo de sufrimiento, como también los otros, es siempre proporcional a la capacidad que tenemos para soportarlo; y en algunos casos, agregamos lamentaciones y rechazo a las pruebas que nos presenta. Con estos agregados el sufrimiento se puede volver excesivamente pesado por eso algunas personas sucumben ante él.

Necesitamos considerar el sufrimiento como oportunidad de sanar viejos desequilibrios causados por nosotros mismos, y debemos abandonar la idea errónea de que él viene para castigarnos. En realidad, lo que el sufrimiento proporciona es purificación. Si lo aceptamos inteligentemente, permitimos que la energía de nuestro ser interior remueva lo que le impide expresarse. Esa actitud positiva puede fortalecerse cuando agradecemos lo que el sufrimiento realiza en nosotros, cuando reconocemos lo que la vida, con sabiduría, nos ofrece a través de él.


De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho
La Función del Sufrimiento.
Irdin Editora

El Arte de Vivir Meditación Vipassana

por S. N. Goenka.

Todos buscamos la paz y la armonía porque carecemos de ellas en nuestras vidas. De vez en cuando todos experimentamos agitación, irritación, falta de armonía, sufrimiento. Cuando esto sucede no lo guardamos para nosotros sino que lo distribuimos a los demás. Una persona desdichada impregna el ambiente que le rodea de agitación y quienes están cerca de ella también se alteran, se irritan. Ciertamente, ésta no es la manera más adecuada de vivir.

Tenemos que vivir en paz con nosotros mismos y en paz con los demás porque, en última instancia, los seres humanos somos seres sociales que vivimos dentro de una sociedad interrelacionada. Pero ¿cómo vivir en paz y armonía interior y mantenerlas para que los demás puedan también vivir en paz y armonía?

Para librarnos de nuestra agitación tenemos que conocer sus razones básicas, la causa del sufrimiento. Al investigar este problema, nos damos cuenta de que nos sentimos agitados en cuanto generamos negatividades o contaminaciones en la mente. La negatividad, la contaminación o la impureza mental no pueden coexistir con la paz y la armonía.

¿Cómo empezamos a generar negatividades? También aquí nos damos cuenta, al investigar, de que nos sentimos desdichados cuando estamos con alguien que se comporta de una manera que no nos gusta o cuando sucede algo que nos desagrada. Cuando ocurre algo que no deseamos surge tensión en nuestro interior y también surge cuando no ocurre o existen obstáculos para que se cumpla algo que deseamos. Con todo eso empezamos a atar nudos en nuestro interior. Y como durante toda la vida van a suceder cosas que no queremos y las deseadas puede que sucedan o puede que no sucedan, este proceso de reacción, de atar nudos –nudos gordianos, hace que toda la estructura física y mental esté tan tensa y tan llena de negatividades que la vida se vuelve miserable.

Una manera de resolver este problema sería arreglar las cosas para que en nuestra vida no ocurriera nada indeseado, para que todo sea tal y como deseamos. Para lograrlo, tendríamos que desarrollar en nosotros un poder extraordinario o bien conseguir que venga en nuestra ayuda alguien que lo posea. Pero tal cosa es imposible. No existe nadie en el mundo que pueda satisfacer todos sus deseos. No hay nadie cuya vida transcurra como quiere, sin que pase algo no deseado. Constantemente ocurren cosas que van en contra de nuestros deseos y anhelos. De ahí –la pregunta: ¿Cómo podemos dejar de reaccionar ciegamente cuando enfrentamos situaciones que no nos gustan? ¿Cómo podemos dejar de generar tensión y permanecer llenos de paz y armonía?

Tanto en la India como en otros países hubo personas santas y sabias que estudiaron este problema —el problema del sufrimiento humano— y encontraron una solución: cuando ocurre algo no deseado y empezamos a reaccionar con ira, miedo o negatividad, hay que dirigir lo antes posible la atención a cualquier otra cosa. Por ejemplo: levantarnos, tomar un vaso de agua y comenzar a beber; de esta manera la ira no se multiplicará sino que empezará a disminuir. O empezar a contar: uno, dos, tres, cuatro… O repetir una palabra, una frase o un mantra o quizás el nombre de un dios o una persona santa hacia la que sintamos devoción. Así desviamos la mente y hasta cierto punto, nos liberamos de la negatividad, de la ira.

Esta solución era útil, funcionaba y aún funciona; al practicarla, la mente se siente libre de agitación. No obstante, sólo funciona en el nivel de la mente consciente porque lo que de hecho hacemos al desviar la atención es empujar la negatividad a lo más profundo del inconsciente donde seguimos generándola y multiplicándola. Hay paz y armonía en la superficie, pero en las profundidades de la mente hay un volcán dormido de negatividad reprimida que tarde o temprano entrará en erupción con una gran explosión.

Hubo otros exploradores de la verdad interna que llegaron algo más allá en su búsqueda. Tras experimentar en su interior la realidad de la mente y la materia, se dieron cuenta de que desviar la atención es sólo huir del problema. Escapar no es una solución; hay que enfrentar el problema. Cuando surja una negatividad en la mente, obsérvala, hazle frente. Tan pronto como comiences a observar la contaminación mental, ésta empezará a perder fuerza y poco a poco se irá marchitando y podrá ser erradicada de raíz.

Es una buena solución que evita los dos extremos: la represión y dar rienda suelta. Enterrar la negatividad en el inconsciente no la erradicará y permitir que se manifieste con un acto físico o verbal dañino sólo creará más problemas. Pero si te limitas a observarla, la contaminación desaparecerá y estarás libre de esa contaminación.

Esto suena maravilloso, pero ¿se puede realmente practicar? ¿Resulta fácil para una persona común y corriente enfrentarse a las contaminaciones? Cuando surge la ira, nos toma tan de sorpresa que ni siquiera nos damos cuenta de ello. Arrastrados por la ira cometemos actos físicos o mentales que nos dañan a nosotros mismos y a los demás. Poco después, al desaparecer la ira, empezamos a llorar y a arrepentirnos, pidiendo perdón a los demás o pidiendo perdón a Dios. Pero la próxima vez que nos encontramos en una situación semejante, volvemos a reaccionar de la misma forma. El arrepentimiento no nos ha servido para nada.

La dificultad estriba en que no somos conscientes del momento en el que comienza esta contaminación. Empieza en las profundidades de la mente inconsciente y cuando llega al nivel consciente, ha tomado tal fuerza que nos arrastra y ya no podemos observarla.

Supongamos por un momento que contrato una secretaria privada para que me avise cuando surja la ira diciéndome: “Mire, va a aparecer la ira”. Pero como no sé cuándo va a surgir la ira, tengo que contratar tres secretarias para poder cubrir tres turnos que abarquen las veinticuatro horas del día. Supongamos que puedo mantener ese gasto y que aparece la ira. Inmediatamente mi secretaria diría: “Mire, la ira ha comenzado”. Lo primero que haría sería contestarle de mal modo: “¡Eres tonta! ¿Crees que te pago para que me lleves la contraria?” La ira me arrastraría de tal forma que un buen consejo no podría ayudarme.

Supongamos que prevalece la sabiduría y que no le regaño sino que le digo: “Muchas gracias, ahora debo sentarme y observar mi ira”. Pero ¿acaso eso es posible? Nada más cerrar los ojos para observar la ira, el objeto de mi ira —ya sea una persona o un incidente— surge de inmediato en mi mente y ya no observo la propia ira sino meramente el estímulo externo de la emoción. Esto sólo me conducirá a la multiplicación de la ira y por lo tanto, no es una solución. Es muy difícil observar una negatividad abstracta, una emoción abstracta, separada del objeto exterior que la originó.

Sin embargo, hubo alguien que, habiendo alcanzado la verdad última, encontró una solución auténtica. Descubrió que al surgir una contaminación en la mente, ocurren dos cosas simultáneamente en el campo físico. Una es que la respiración pierde su ritmo normal. Es fácil observar que respiramos más fuerte cuando surge una negatividad. Y en niveles más sutiles, se inicia una reacción bioquímica en el cuerpo que da lugar a una sensación. Todas las contaminaciones generan algún tipo de sensación en el cuerpo.

Esto es lo que nos ofrece una solución práctica: una persona corriente no puede observar las contaminaciones abstractas de la mente como el miedo, la ira o la pasión. Pero con un adiestramiento adecuado y con práctica es fácil observar la respiración y las sensaciones del cuerpo y ambas están relacionadas directamente con las contaminaciones mentales.

La respiración y las “sensaciones” ayudan de dos formas. Primero, se comportarán como secretarias privadas. En cuanto surja una impureza en la mente, la respiración dejará de ser normal y empezará a gritarnos: “¡Algo anda mal!” y como no podemos regañar a la respiración, tenemos que aceptar su aviso. De igual forma, también las sensaciones nos dirán que algo va mal. Una vez que nos avisan, podemos empezar a observar la respiración, a observar las sensaciones y nos daremos cuenta que la negatividad desaparece en seguida.

Este fenómeno físico-mental es como una moneda con dos caras. En una cara están los pensamientos y las emociones que surgen en la mente; en la otra, la respiración y las sensaciones del cuerpo. Todos los pensamientos y las emociones, todas las impurezas mentales que surgen, se manifiestan en la respiración y en las sensaciones de ese momento. Por eso, al observar las sensaciones o la respiración, estamos observando, de hecho, las contaminaciones mentales. En vez de huir del problema, nos enfrentamos a la realidad tal y como es y las negatividades ya no nos arrastran como sucedía en el pasado. Si perseveramos, terminarán por desaparecer y empezaremos a vivir una vida feliz y en paz, una vida cada vez más libre de negatividades.

De esta manera, la técnica de la auto-observación nos muestra los dos aspectos de la realidad: el interno y el externo. Antes sólo mirábamos al exterior, perdiendo la verdad interna; buscábamos en el exterior la causa de nuestra desgracia, culpando siempre a algo o a alguien e intentando cambiar la realidad externa. Al ignorar la realidad interior, nunca entendíamos que la causa del sufrimiento reside en el interior, en nuestras propias reacciones ciegas hacia las sensaciones agradables y desagradables.

Ahora, con el entrenamiento, podemos ver la otra cara de la moneda, podemos ser conscientes de nuestra respiración y también de lo que ocurre en nuestro interior. Sea lo que sea, respiración o sensación, aprendemos a observar sin desequilibrar la mente. Dejamos de reaccionar y de multiplicar nuestra desdicha. En vez de ello, permitimos que las impurezas se manifiesten y desaparezcan.

Las negatividades se disuelven más rápidamente cuanto más se practica esta técnica. Poco a poco la mente se libera de las contaminaciones y se hace pura. Una mente pura está siempre llena de amor —amor desinteresado hacia los demás, llena de compasión hacia el sufrimiento y las faltas ajenas, llena de alegría al ver los triunfos y la felicidad de los demás, llena de ecuanimidad ante cualquier situación.

Al llegar a este estado nuestra conducta habitual cambia. Ya no es posible cometer actos físicos o verbales que puedan perturbar la paz y la felicidad ajenas. Una mente equilibrada no sólo está llena de paz, sino que impregna el ambiente que la rodea de paz y armonía y esto empieza a afectar a los demás, ayudándolos también.

Al aprender a mantenernos equilibrados, hacemos frente a lo que experimentamos en nuestro interior y desarrollamos desapego hacia todas las situaciones externas que nos encontramos. Pero este desapego no es escapismo ni indiferencia hacia los problemas mundanos. Quienes practican Vipassana con regularidad se sensibilizan más ante el sufrimiento de los demás y hacen todo lo posible para aliviar el sufrimiento en la forma que puedan —sin agitación, con la mente llena de amor, compasión y ecuanimidad. Aprenden el desprendimiento de los santos, aprenden a entregarse por completo, a ocuparse totalmente de ayudar a los demás manteniendo simultáneamente el equilibrio de la mente. Así permanecen llenos de paz y felicidad mientras trabajan por la paz y la felicidad de los demás.

Esto es lo que el Buda enseñó: un arte de vivir. No fundó ni enseñó una religión, un “-ismo”, ni enseñó ritos o rituales, ni ninguna formalidad vacía a quienes se acercaban a él; enseñó a observar la naturaleza tal y como es, observando la realidad interna. Debido a nuestra ignorancia reaccionamos constantemente de manera que nos dañamos o dañamos a los demás. Pero cuando surge la sabiduría —la sabiduría de observar la realidad tal y como es— desaparece el hábito de reaccionar. Cuando dejamos de reaccionar ciegamente, somos capaces de realizar actos verdaderos, actos que emanan de una mente equilibrada, una mente que ve y comprende la verdad. Una acción así sólo puede ser positiva, creativa, capaz de ayudarnos a nosotros y a los demás.

Por eso es necesario “conocerse a sí mismo”—consejo que han dado todos los sabios. Debemos conocernos a nosotros mismos, no sólo en el ámbito intelectual de ideas y teorías, no sólo emocionalmente o a través de la devoción, aceptando de forma ciega los que hemos oído o leído. Este conocimiento no es suficiente. Debemos conocer la realidad por medio de la experiencia. Debemos experimentar directamente la realidad de este fenómeno físico-mental. Únicamente esto es lo que nos ayudará a estar libres de nuestro sufrimiento.

Esta experiencia directa de nuestra realidad interna, esta técnica de auto-observación, es lo que se llama meditación Vipassana. En la lengua que se hablaba en la India en la época de Buda, “passana significa ver las cosas de forma corriente, con los ojos abiertos. Vipassana” es observar las cosas tal y como son, no como parecen ser. Hay que penetrar a través de la verdad aparente hasta llegar a la verdad última de toda la estructura mental y física. Al experimentar esta verdad, aprendemos a dejar de reaccionar ciegamente, a dejar de generar contaminaciones y de forma natural, las contaminaciones antiguas van erradicándose poco a poco. Así nos liberamos de la desdicha y experimentamos la felicidad auténtica.

El curso de meditación consta de tres pasos. El primero es abstenerse de cualquier acto físico o verbal que pueda perturbar la paz y la armonía de los demás. No podemos liberarnos de nuestras contaminaciones mentales si continuamos realizando actos de obra o de palabra que multipliquen estas contaminaciones. Por eso, el primer paso de esta práctica es un código moral. Nos comprometemos a no matar, no robar, no tener una conducta sexual inadecuada, no mentir y no tomar intoxicantes. Al abstenerse de estos actos, permitimos a la mente que se serene lo suficiente como para poder continuar.

El siguiente paso es aprender a controlar la mente salvaje, adiestrarla para que se concentre en un único objeto, la respiración. Intentamos mantener la atención en la respiración el mayor tiempo posible. Esto no es un ejercicio de respiración porque no intentamos regularla; la observamos tal y como es, de forma natural, tal y como entra, tal y como sale. De esta manera, aumentamos la serenidad de la mente para que no se deje arrastrar por negatividades intensas; al mismo tiempo, vamos concentrándola y haciéndola más aguda, más penetrante, más capaz de trabajar internamente.

Estos dos primeros pasos, vivir con moralidad y controlar la mente, son muy necesarios y beneficiosos pero conducirán a la represión a menos que demos un tercer paso: purificar la mente de contaminaciones, desarrollando la visión cabal de nuestra propia naturaleza. Esto es Vipassana: la experimentación de nuestra propia realidad, observando en nosotros mismos de forma sistemática y desapasionada este fenómeno de mente y materia en constante cambio que se manifiesta en sensaciones. Esta es la culminación de la enseñanza del Buda: la auto-purificación a través de la auto-observación.

Es algo que puede ser practicado por todos y cada uno de nosotros. Todos enfrentamos el problema del sufrimiento. Es una enfermedad universal que requiere un remedio universal, no un remedio sectario. Cuando sentimos ira, no es una ira budista, una ira hinduista, o una ira cristiana. La ira es ira. Si como resultado de esa ira nos sentimos agitados, no es una agitación cristiana, judía o musulmana. La enfermedad es universal. El remedio debe también ser universal.

La Vipassana es este remedio. Nadie puede objetar a un código de vida que respeta la paz y la armonía de los demás. Nadie puede objetar al desarrollo del control sobre la mente. Nadie puede objetar al desarrollo de la visión cabal de nuestra propia naturaleza para que la mente se libere de sus negatividades. La Vipassana es un sendero universal.

Observar la realidad tal y como es, observando la verdad interior, es conocerse a uno mismo directamente a través de la experiencia. Con la práctica nos liberamos de la desdicha que acarrean las contaminaciones. Partiendo de la verdad externa, burda y aparente, penetramos en la verdad última de la mente y la materia. Esto también termina por trascenderse y se experimenta una verdad que está más allá de la mente y la materia, más allá del tiempo y del espacio, más allá del campo condicional de la relatividad: la verdad de la liberación total de todas las contaminaciones, todas las impurezas, todo el sufrimiento. No importa el nombre que se le dé a esta verdad última; es la meta final de todos nosotros.

¡Ojalá que todos ustedes experimenten esta verdad última! ¡Ojalá que todos se liberen de la desdicha! ¡Ojalá que todos gocen de una paz real, una armonía real, una felicidad real!

¡QUE TODOS LOS SERES SEAN FELICES!

SAMASTHA LOKAA SUKHINO BHAVANTU

www.spanish.dhamma.or

jueves, 19 de noviembre de 2009

El Poder del Ahora

El momento presente contiene la clave de la liberación, pero no puedes encontrar el momento presente mientras seas tu mente. Alcanzar la iluminación significa elevarse por encima del pensamiento. En el estado de iluminación sigues usando la mente cuando la necesitas, pero de un modo mucho más enfocado y eficaz que antes. La empleas principalmente con fines prácticos, pero eres libre del diálogo interno involuntario, y vives en la quietud interior.
Cuando empleas la mente, y en particular cuando necesitas dar una solución creativa a algo, vas oscilando cada pocos minutos entre la mente y la quietud, entre la mente y la no-mente. La no-mente es conciencia sin pensamiento. Sólo la no-mente permite pensar creativamente, porque da al pensamiento un poder real. El pensamiento por sí solo, desconectado del vasto campo de la conciencia, se convierte rápidamente en algo estéril, insano, destructivo.

*
Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser. ¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?
Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.
La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana
Ser.
El Poder del Ahora

Eckart tolle

SOMOS UNO-WE ARE ONE (Recordando nuestra esencia-Remembering our essence)

" NAMASTE"

Haver

Sutra de la Lucidez

1. El Absoluto -inmutable, infinito, eterno- es la Única Realidad, luego todo lo relativo (el mundo fenoménico) es una ilusión. El Absoluto es todo, y es el Sustrato Universal que sostiene ininterrumpidamente el carrusel manifestativo de formas o fenómenos que aparecen, mutan y se desvanecen en Él.

2. Esta ilusión fenoménica siempre es indiscutiblemente pura, neutra, perfecta; pues es el Absoluto manifestándose. Todos las manifestaciones son, por tanto, Sus puros reflejos.

3. Puesto que carece de existencia real, considera al mundo y todo lo que contiene y manifiesta como un sueño: todo es ilusión, todo es mentira.

4. Por lo mismo, considera tu propia persona y todo lo que contiene y manifiesta como un sueño.

5. De igual modo, considera a tu mente un sueño, que a su vez sueña sobre los sueños anteriores.

6. Directamente considera todas las impresiones mentales que surgen en tu conciencia como sueños sobre sueños: dobles mentiras o supermentiras.

7.
Resueltamente considera todos los pensamientos (todas las elaboraciones y cavilaciones intelectuales-conceptuales, hechas a partir de las impresiones mentales y basadas en la experiencia y programación mental del pasado) como triples mentiras o ultramentiras; esto es, mentiras exponenciadas sin límite. Son sueños sobre sueños sobre sueños, en secuencia ilimitada.

8. Independientemente de cómo llamemos a las mentiras por su grado de artificiosidad, o de la cantidad de sueños sobre sueños que un sueño reune, todo ello tiene en común su irrealidad o inexistencia, que es igual para todos los fenómenos. Ninguno es cierto.

9. Creer en ellos es morar en la mentira, en la confusión; y ello aboca al desorden, a la ofuscación y al sufrimiento. No es tampoco necesario ni favorable detenerse o enfocarse en los fenómenos, más allá de lo indispensable. Para emplear funcionalmente y tratar con lo ilusorio de manera óptima, debe existir desapego respecto a ello, y el individuo ha de morar en su estado natural unificado, lúcido y sereno.

10.
Sin embargo, siempre ha de recordarse que todo fenómeno es reflejo del Absoluto y forma parte de Su juego manifestativo; y existiendo sólo el Absoluto, tales fenómenos -de aparente diversidad- son el Absoluto en manifestación. Por lo tanto, son puros, neutros y perfectos.

11. Acepta y permite ser a todos los fenómenos tal cual son (puros, neutros, perfectos), en el eterno presente, independientemente de las acciones que realices respecto a ellos. Fluye con ellos, libre de avidez y repulsión, sin encadenarte a ellos ni al fruto de tus acciones.

12. Aquellos tipos de fenómenos que se manifiestan en el ahora, y que no son impresiones mentales residuales surgidas en la conciencia, ni elaboraciones de la mente a partir de ellas, son mentira, pero puedes también llamarlos ilusiones originales .

13. Declina dar crédito a tus impresiones mentales, descarta seguirlas, pues eso distrae (interrumpe el estado de unidad con lo que ES), condiciona y aboca al sufrimiento. En cambio, permanece en serena atención al ahora, lúcido y pacífico en este sueño físico.

14.
Todas las impresiones mentales son dobles mentiras (sueños sobre sueños), y puedes también llamarlas ecos de irrealidades. Hay ecos más amables, auspiciosos o inocuos que otros, pero todos encadenan al creer en ellos y seguirlos, convirtiéndolos en pensamientos.

15. Tus pensamientos (impresiones mentales que sigues y amplías) son todos triples mentiras (sueños sobre sueños sobre sueños), y puedes también llamarlos invenciones mentales. Hay invenciones más amables, auspiciosas o inocuas que otras, pero todas encadenan al creer en ellas, seguirlas y ampliarlas.

16.
El Absoluto es tu Fuente y tu Verdadero Ser, Cuya consciencia es infinitamente elevada respecto a tu consciencia personal. Cree sólo en Él, tu Sí-mismo. Tu Sí-mismo es la Felicidad, la Paz y la Plenitud infinitas, eternas, absolutas.

17. Tu Ser es quien rige y manda en todo: Él es el Organismo entero e ilimitado, y tú eres una célula Suya. Acepta esto como una suprema bendición y rinde tu personalidad a Él. Entrega tu voluntad personal para que se haga en ti la voluntad divina (la de tu Ser, que es realmente la tuya).

18. Tu Ser te brinda el grandioso regalo de cocrear tu vida con Él. Pero no necesitas ni tienes que pretender, perseguir o forzar nada para cocrear una vida excelente y plena. Él es el Todo, y Él ve el mayor bien (para ti y todos) desde Su infinito Amor y Sabiduría; y es Su voluntad la que se cumple siempre; Él manda, y tú cocreas conforme a Su voluntad. Asume esta suprema bendición y alinéate con la voluntad divina: esto te abre las puertas de la Abundancia y te confiere la paz profunda y la realización, al unificarte o sintonizarte con tu Ser.

19. Te unificas con tu Ser cuando permaneces en serena quietud interior, estés donde estés y hagas lo que hagas, libre de contradicciones, tensión o distracciones, permaneciendo relajado y atento en el ahora, fluyendo con todo en contemplación.

20. Desde este estado natural, recibes lo que precisas de forma sincrónica, mientras que las acciones oportunas fluyen de ti espontáneamente, y es tu Ser quien obra a través tuyo, servidor de la energía universal.

21. Este estado natural va desenvolviéndose en ti paulatinamente con la práctica del mismo. Cuando no estés morando en él, actúa responsablemente y conforme a tu corazón, orientándote suavemente hacia tu misión de vida, aquello que amas y es propio de tu naturaleza. Una vez que te has establecido en el estado natural, las dudas se extinguen. Entonces fluyes, eres.

22.
Orientado naturalmente según el camino que marca tu propia naturaleza, conforme a tu función específica en el cosmos, todo se ordena y encaja armónicamente cuando desarrollas y haces impersonalmente (entregado al Ser) lo que amas desde el corazón.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Qué anhelas?



“Lo que más anhelamos en la vida no es comida, dinero, éxito, posición, seguridad o sexo; ni siquiera el amor del sexo opuesto. Una y otra vez conseguimos estas cosas y terminamos sintiéndonos insatisfechos, en ocasiones más de lo que estábamos al principio. Lo que más anhelamos es un secreto que se revela sólo cuando estamos dispuestos a descubrir una parte oculta de nuestro ser. En las antiguas tradiciones sapienciales, este empeño se comparó con la recolección de la más hermosa perla, una manera poética de expresar que debemos nadar bajo las aguas superficiales” sumergirnos en nuestro ser y buscar pacientemente esa perla invaluable.

La perla también recibe el nombre de esencia, hálito de Dios, agua de vida o néctar sagrado, lo que con la trivialidad propia de la era científica llamamos “transformación”. Transformación significa cambio radical de forma, como cuando la oruga se transmuta en mariposa. En el ámbito humano significa convertir temor, agresión, duda, inseguridad, odio y vacío en sus opuestos. ¿Es esto posible? Lo indudable es que el anhelo secreto que carcome nuestra alma es totalmente ajeno a cuestiones externas como dinero, posición o seguridad; nuestro ser interior reclama un significado, el final del sufrimiento y respuestas a enigmas como amor, muerte, Dios, alma, bien y mal. Una vida superficial jamás responderá a estas preguntas ni satisfará las necesidades que las suscitan.”

Deepak Chopra

El proposito Interno



¿Entonces mi propósito es sentarme en mi oficina durante los próximos 30 años hasta jubilarme o hasta que me despidan?

En este momento no está en su oficina , de manera que ése no es su propósito. Cuando esté en su oficina, haciendo lo que sea que haga , ése será su propósito. No durante los próximos 30 años, sino ahora.

Creo que no nos estamos entendiendo. Para usted , el propósito es lo que hacemos ahora ; para mí significa tener una meta en la vida , algo grande e importante que imprima sentido a lo que hago, algo que deje huella . Despachar documentos en la oficina no lo es. Eso lo sé.

Mientras no tenga conciencia de Ser, usted buscará significado solamente en la dimensión del hacer y del futuro, es decir, en la dimensión del tiempo. Y todo significado o toda realización que usted encuentre en esa dimensión se disolverá o demostrará no ser más que una ilusión . El tiempo terminará por destruirlo indefectiblemente. Todo significado que encontremos en ese plano es verdadero solamente en términos relativos y temporales.

Por ejemplo, si ver por sus hijos le da significado a su vida , ¿qué sucederá con ese significado cuando el los ya no necesiten de usted y quizás ni siquiera deseen escuchar lo que usted tiene que decir? Si le encuentra importancia a la vida ayudando a los demás, dependerá de que otras personas estén en peores circunstancias que las suyas para que su vida continúe teniendo significado y usted pueda sentirse a gusto consigo mismo. Si sobresalir, triunfar o tener éxito en esto o aquello le proporciona significado, ¿qué pasará si nunca llega a triunfar o si algún día se termina su racha de buena suerte? Tendría entonces que recurrir a su imaginación o a sus recuerdos, los cuales le proporcionarán apenas un significado pobre e insatisfactorio a su vida . Triunfar en cualquier campo tiene importancia siempre y cuando haya miles o millones de personas que no hagan lo mismo. Por consiguiente, es preciso que otros seres humanos “fracasen” para que su vida pueda tener significado.

No estoy diciendo que ayudar a los demás, ver por los hijos o aspirar a la excelencia en cualquier campo no merezcan la pena . Para muchas personas, son un aspecto importante de su propósito externo, pero éste por sí solo siempre es relativo, inestable y transitorio. Pero no significa que usted deba abstenerse de hacer todas esas cosas. Significa que debe conectarlas con su propósito primario interno, de tal manera que pueda imprimir un significado más profundo a todo lo que haga.

Cuando no vivimos en consonancia con nuestro propósito primario, cualquiera que sea el propósito que tengamos en la vida , aunque sea crear el cielo en la tierra , provendrá del ego o sucumbirá con el tiempo. Tarde o temprano, llevará al sufrimiento. Si usted desconoce su propósito interno, todo lo que haga , aunque parezca espiritual , llevará la marca del ego y, por tanto, acabará por corromperse. El dicho de que “el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones” apunta a esa verdad . En otras palabras, no son las metas ni los actos los que son primordiales sino el estado de conciencia del cual emanan . Alcanzar el propósito primario equivale a sentar las bases para una nueva realidad , una nueva tierra . Una vez construidos esos cimientos, el propósito externo se carga de poder espiritual porque las metas y las intenciones se funden con el impulso evolutivo del universo.

Eckhart Tolle, Fragmento del Libro “Una Nueva Tierra”

martes, 17 de noviembre de 2009

La Espiritualidad según Sri Aurobindo

La espiritualidad no es una intelectualidad superior, ni un idealismo, ni un modo ético de pensar o de pureza moral y austeridad, ni una religiosidad o un fervor emocional ardiente y exaltado, ni siquiera un compendio de todas esas excelentes cosas…

La espiritualidad es en su esencia un despertar a la realidad interior de nuestro ser, a un espíritu, un yo, un alma distinta de nuestra mente, vida y cuerpo, y la aspiración interior de saber, de sentir, de ser eso, de entrar en contacto con la vasta Realidad que está más allá y que permea el universo que habita también en nuestro propio ser; de estar en comunión con Ella y en unión con Ella; y un giro, una conversión, una transformación de todo nuestro ser como resultado de la aspiración, el contacto, la unión; un crecimiento o despertar a un nuevo estado de ser o a un nuevo ser, a un nuevo yo, a una nueva naturaleza.

Sri Aurobindo

SER COHERENTES CON LA LUZ


SER COHERENTES CON LA LUZ

A medida que se acercan las fechas estipuladas para los grandes acontecimientos, se escuchan más y más mensajes de quienes trabajan ayudando para abrir conciencias y despertar del sueño a millones de espíritus que aun siguen aferrados a las antiguas estructuras. El mundo esta viviendo un paradigma y, sus habitantes están sintiendo ese tremendo derrumbe de lo viejo provocado por el empuje de la nuevas energías provenientes del centro galáctico. Claro esta que la gran mayoría no es consciente y esa movilización energética es canalizada de maneras no aptas para la evolución espiritual y esto no es porque no quieran sino, simplemente porque no saben como. De la misma forma que un pequeño al sentir el impulso de ir mas allá de los brazos de su madre se atreve a avanzar para terminar de boca en el piso, la humanidad de hoy siente lo mismo, percibe que tiene que caminar, siente la necesidad de dar el primer paso pero, al no estar guiados, terminan cayendo de boca al suelo y vuelven llorando al regazo de su existencia cotidiana. Es aquí, donde se hace imprescindible la ayuda de aquellos que se identifican como trabajadores de la luz, siendo su misión la de tomar de la mano a aquellos que sienten el impulso de avanzar pero que tienen que re aprender a caminar por nuevos senderos libres de piedras y espinas. Así de importante es la labor de todos los espíritus encarnados que por auto elección se abocaron a tan titánica tarea. Lógicamente esos espíritus que también están dentro de la dimensión humana han tenido que aprender y muchas veces con golpes muy duros, tanto que algunos no lo lograron. El trabajo del despertar no es fácil y mucho menos si estamos inmersos en un mundo hecho para el Tener donde el Ser ha sido relegado totalmente en todas y cada una de las estructuras que conforman la compleja sociedad humana.

Por muchos siglos hemos escuchado mensajes sobre el fin de los tiempos donde grandes cataclismos, enfermedades, guerras, hambrunas, entre muchas otras calamidades, serían las causantes del fin de la humanidad y que, si no nos aferrábamos a una Fe determinada seríamos víctimas de las fuerzas demoníacas y nuestras almas se quemarían en el infierno eternamente. Pero dichos mensajes de terror, que fueron creados para alimentar el miedo en la sociedad humana, iban acompañados por otros que terminantemente hablaban de la fuerza de un Dios Único que protegería solo a sus hijos, siempre y cuando estos siguieran a rajatabla sus ordenes lo que no los excluía de su propia ira y que, al final de los tiempos, vencería a la oscuridad. Mirando la historia humana nos damos cuenta fácilmente que poner a la humanidad entre dos opuestos de semejante tamaño, no hizo más que confundir al Ser encarnado aferrándolo más al plano de las cosas y haciéndole olvidar a través de miedo su verdadero origen Divino. Los siglos pasaron y esta dualidad impuesta provoco millones de muertes, guerras, hambre, destrucción y desaparición de civilizaciones enteras, inquisición y, por sobre todas las cosas, la destrucción de la escala de valores, en otras palabras, tantas o más calamidades de las que intentaron prevenirnos. Pero dicha incoherencia también sirvió para que muchas almas sensibles despertaran y se dieran cuenta de su verdadera Divinidad entendiendo que el estar encarnadas en un plano tan denso descendiendo al estado de luz y sombra es un servicio para el engrandecimiento de la Fuente.

Así, los mensajes del Maestro encarnado Sananda, al que llamamos Jesús, por intermedio de una nueva generación de “profetas” comenzaron a tomar sentido y la palabra amor se convirtió en el sol que ilumina la existencia en el plano material, la luz que ilumina el alma y le recuerda lo que es y de donde viene. Pero recordemos que esos trabajadores que anhelan un mundo espiritual y se esmeran permanentemente por encender su propia luz y la de los que están a su alrededor también son humanos y, por lo tanto susceptibles de dejar que la razón se obnubile, a esto decimos: Ni tan mucho ni tan poco. Como seres encarnados poseedores de un cerebro maravilloso con el que podemos decodificar los mensajes de los dos planos en que existimos, debemos actuar como lo que somos: seres humanos por lo que no podemos evitar nuestras propias sombras. De esto se desprende que mantener la luz e iluminar al mundo debe ser una tarea cautelosa y clara basada no solo en el sentir sino también el pensar, analizando profundamente que es lo que se va a decir; de no hacerlo así se corre el riesgo de transmitir, en nombre de la luz, mensajes llenos de oscuridad que servirán solo para esparcir mas miedo y, por ende, alejar mas al espíritu de su propia Fuente.

El Maestro Sananda, entre sus muchos mensajes, nos dejo un simple pero invaluable legado: Vosotros sois la Luz del Mundo y este mensaje fue para todos, no solo para un grupo en particular, todos somos Luz, la diferencia está en que muchos ya lo saben y otros no, por tal razón la tarea de aquellos que se dieron cuenta es tan importante desde lo personal hacia lo grupal. Así como la Luz tiene su coherencia es fundamental mantener una línea coherente entre el sentir, pensar, decir y hacer para no convertirse en ciegos guías de ciegos.

De mi Ser a tu Ser.

Prof. José A. Sala


almasenluz.spaces.live.com/

lunes, 16 de noviembre de 2009

El fuego de la consciencia



"Asegúrate de no hacer nada como autómata dormido. Observa cada uno de tus actos, de tus pensamientos y de tus sentimientos. Observa y actúa. Cada momento es precioso, no lo desperdicies en la inconsciencia. Si te vales de cada momento como una oportunidad para adquirir mayor consciencia, ésta se acrecentará día por día. Súbitamente, un buen día, descubrirás que la luz brilla en tu interior...

De la misma manera que toda semilla encierra el potencial de un árbol, tú puedes llegar a ser Buda, Heráclito o Jesús. Pero debes esforzarte para lograrlo. Los esfuerzos tibios no servirán de nada. Debes alcanzar tu punto de ebullición para que ocurra la evaporación...

Con la llama de la consciencia, hasta las cosas que considerabas malas se enderezarán. El amor parece ser un encierro, una cárcel; con la consciencia, se convierte en libertad. La ira sin consciencia es una fuerza destructiva, una fuerza suicida; lastima, envenena y, con el tiempo, mata. Con consciencia esa misma energía se transforma en compasión...

Es así como los metales innobles se transforman en oro. En la inconsciencia, son como el metal innoble y en la consciencia se convierten en oro, se transforman. Lo único que necesitan es el fuego de la consciencia. No te hace falta nada más, porque ya lo tienes todo. Con el fuego de la consciencia, se produce un nuevo arreglo. Recuerda que no careces de nada; posees todo lo que un buda necesita. Sólo falta una cosa, pero también ella está dormida en tu interior. Lo único que debes hacer es despertarla; sólo unos pocos esfuerzos para despertar, para estar más alerta.

Y recuerda que debes comenzar con esos esfuerzos inmediatamente".

Osho, La armonía oculta. Conversaciones sobre Heráclito
http://osho-maestro.blogspot.com/

¿Por qué hay tanta frustración en el mundo?

"¿Por qué hay tanta frustración en el mundo?
Porque todo el mundo
tiene la expectativa de la permanencia.
Pero la permanencia
no forma parte de la naturaleza de las cosas.
No puede hacerse nada al respecto.
Debes crecer y abandonar la idea de la permanencia.
Debes crecer y convertirte en corriente...

Si estás enamorado,
celebra ese amor mientras esté presente.
No te dediques a hacer arreglos
para que perdure
o de lo contrario perderás el momento
y cuando termines de hacer los arreglos,
la flor habrá muerto.
Cuando estés listo para disfrutar,
el momento habrá pasado y será irrecuperable.
No hay forma de dar marcha atrás.
El río fluye hacia delante
y en cada momento te arroja a una playa diferente".

Osho, La armonía oculta. Conversaciones sobre Heráclito
http://osho-maestro.blogspot.com/

Cada persona vive en un mundo de su propia creación

No escuchamos todo lo que se dice. Sólo escuchamos lo que queremos escuchar. No vemos todo lo visible. Sólo vemos lo que queremos ver. Y todo lo que leemos no acabamos de leerlo, sino que sólo leemos lo que queremos leer. Nuestra visión, escucha y lectura son selectivas; elegimos. No dejamos de desplazar todo aquello que no queremos ver.

Ahora hay una nueva psicología llamada Gestalt... Los gestaltistas dicen que si el cielo está lleno de nubes cada persona verá cosas distintas en ellas. Una persona asustadiza verá fantasmas, una persona religiosa verá imágenes de Dios, un aficionado a las películas verá los rostros de actores y actrices favoritos. La noche es la misma, pero cada uno ve sus propias cosas.

Cada persona vive en un mundo de su propia creación. Así que no vale la pena vivir bajo la ilusión de que en esta tierra hay un único mundo. En este mundo hay al menos tantos mundos como personas. Si en la actualidad esta tierra tiene seis mil millones de habitantes, entonces habrá seis mil millones de mundos. Y no penséis que una persona vive en un único mundo durante toda su vida. Ese mundo también cambia día a día...

¿Cómo puede una persona tener varios mundos? En realidad, lo que ocurre es que las personas cambian a diario y construyen muros, paredes y puertas, y ponen guardias alrededor de su mundo. Y ellos les dicen que permitan la entrada de determinada gente y les dicen a otras que no son bienvenidas. Y no sólo lo hacemos con personas, sino también con información...

Nosotros tampoco escuchamos. Cuando dos personas hablan, intentad escuchad tranquilamente, como un mero testigo, ¡y os quedaréis de una pieza! Pero es muy difícil permanecer como un testigo. Antes de daros cuenta, habréis saltado en medio de la conversación como una tercera persona. Pero si escucháis su conversación sin implicaros, os llevaréis una sorpresa: ¿hablan entre sí o sólo para sí? Lo que dice uno de ellos y lo que contesta el otro no guarda relación alguna...

Cuando alguien mantiene una conversación con otra persona y no está loca -muy improbable-, empieza a hablar en su interior mientras la otra persona continúa hablando. En el momento en que la primera persona deja de hablar, entonces comienza a hablar la segunda. Y lo que dice está relacionado con su diálogo interno, no con lo que ha dicho la otra persona. La relación entre los discursos de ambas personas es como mucho la de una chaqueta y un colgador. Una puede recoger una de las palabras o de las cuestiones de lo dicho por la otra y colgar allí lo que se estaba diciendo interiormente. Eso es todo".

Osho, Guerra y paz interiores
http://osho-maestro.blogspot.com/

¿Quién eres tu?



¿Quién eres tú?

¡Sí! ¿Quién eres tú?

¿Estas preparado para tener por un momento la experiencia de simplemente ser? ¿Sin ningún esfuerzo, sin agarrarlo y sin soltarlo, sin hacer nada? ¿Simplemente siendo lo que tú eres, sin saber qué es? ¿En completa observación de ti mismo? El momento perfecto por el que estas esperando no existe, porque el momento perfecto es ahora.

La mente rechaza este momento, la mente rechaza todo tipo de cosas posibles; rechaza el dolor, la rabia, el miedo y cualquier cosa que no quiera. ¿Qué tal si te encuentras con todo esto ¿ahora? ¿Si,simplemente dejas que la tensión necesaria para evitar algo, se vaya?

Entonces te podrías dar cuenta: que el dolor viene y se va, y tú estas siempre ahí. Los sentimientos vienen, los sentimientos se van. Ellos pasan, pero tu te quedas. ¿Eres un pensamiento? ¡No puedes ser un pensamiento porque los pensamientos no están siempre ahí! ¿Qué es lo que está siempre ahí? Lleva tu atención a lo que está siempre ahí.

Tú eres Uno con el dolor, pero tú no toques el dolor, no te involucres. ¡Así como el cielo es uno con las nubes, pero las nubes no tocan el cielo! No entiendes esto porque la mente no es capaz de entenderlo. Las emociones pasan, los pensamientos pasan, las sensaciones… simplemente pasan,como las nubes, como los cambios de tiempo pasan.

¡En el momento en que te sientes interesado por algún clima en concreto, te engancha el sufrimiento!

Aparece la tristeza, y de repente la mente aparece y dice: ¡OH Dios mío¡……… no quiero……….. no puedo……….. esto no tendría que ser………….o te cuenta alguna otra historia: Los archivos de la mente son inagotables.

Mientras que estés interesado en el clima, estás interesado en el sufrimiento.

¡Cualquiera que sea la historia!. No te involucres con el clima. Los fenómenos vienen y se van, y en el próximo momento el clima ha cambiado ya. Cuando lo dejas que pase, cuando no lo intentas agarrar, cuando no te involucras, ya no eres tú el que cuenta las historias, sino que es la Vida la que cuenta las historias. Ya no se trata de ti, ya no es personal, sino impersonal, contado por la Vida misma. Y entonces, es realmente bello escuchar las historias, leer las historias, seguir las historias.

¡Interésate en el cielo! El cielo es lo que tú eres. El cielo está aquí ahora. Las nubes están en el cielo. Simplemente relájate. Simplemente permítelo. Y estate quieto. En la quietud de tu ser, en un estado de vigilancia relajada te das cuenta de quién eres. ¿ Estás preparado? ¿Estas preparado para dejar el cuerpo? ¿ Estás preparado para dejar la mente?.¡ Entonces ha llegado el momento de morir! ¿ Que es lo que tu quieres continuar buscando o encontrar en el futuro, cuando puedes estar preparado ahora para morir, y dejar que todo muera?.

Deja que la tormenta se calme. Deja que el cuerpo se calme……. La apertura está aquí, la conciencia está aquí, simplemente espera a que tú aceptes el regalo. Tú estás aquí, y te involucras en este momento presente. Y entonces, todo pierde la importancia que tiene.

El tiempo pierde su realidad, el pensamiento pierde su sustancia, el pensamiento “yo” desaparece. Y te das cuenta: El mundo está vacío, el cuerpo está vacío, y todo cae dentro de ese vacío. Este vacío es la liberación de la carga de millones de años de evolución, de historia.

Tú eres sin historia, tú eres sin pasado, tú eres sin futuro, tú eres sin pensamiento. Penetras más y más profundo en total rendición. Y de este vacío, en este vacío, el amor aparece ( se abre) en el silencio, el amor de la conciencia en sí misma.

Tú eres eso de donde el fenómeno sale. El fenómeno sale de dentro de ti. Tú eres eso que no cambia. Tú eres eso que se queda. Tú eres eso que se da cuenta de ello.

Tú eres eso que penetra el fenómeno. La conciencia penetra todos los fenómenos. No hay nada que no sea penetrado por la conciencia. Y la conciencia está ahora y es completa.

¡Soy lo mismo que tu! ¡Nada te quita de ver eso! Tú te das cuenta de ti mismo y tú estas contigo. Añoras este encuentro contigo. La realización del hombre es la humanidad, la humanidad que se da cuenta de la eternidad del Ser.

Tu eres lo que eres. Eso es todo. Y esto es por encima de todo.

OM. C. Parkin

http://www.om-c-parkin.de/