sábado, 23 de enero de 2010

Nuestra idea del mundo.


Nuestra mente crea la cosa por sí misma. Cada hombre tiene su propia sensación, no idéntica
a la de otro, sino que semejante. Cada centro de la vida consciente tiene su propia visión del contorno, a la cual registra e interpreta, según sus modificaciones y con una modalidad única.
La adapta a la forma de su propio intelecto. Esa situación hace que cada uno tenga sus propias
características de espacio y tiempo. Así se concibe el propio mundo experimentado.

Detrás de nuestra mente está la Mente Universal. Su estímulo es la base que está detrás de nuestra forma de pensamiento de una cosa, y es lo que la incita a vivir. Ella piensa sus ideas "dentro" de nuestra mente, es por eso que nuestra facultad creativa, es independiente sólo a medias. El pensamiento de la Mente es el primer responsable del mundo. El mundo es originariamente un producto de Ella, y sólo secundariamente un producto de nuestra mente por un proceso de reflejo. Nosotros no proyectamos el estímulo original. Ese reflejo es posible, porque cada pequeño círculo de una mente singular, está contenido en el círculo de mayor tamaño de la Mente que lo contiene todo. Cada individuo recrea en su propia consciencia la idea reflejada en ella por esa Mente.

La mente humana no es totalmente pasiva a la recepción de las ideas de la Mente Universal. La causa de las ideas de la mente humana está en parte en sí misma y en parte en la Mente. Quien provoca la existencia de nuestra imagen del mundo es Ella, la actualización es nuestra. Cada uno de nosotros, según sus propios límites, contempla el escenario universal. La Mente a través de nosotros, capta su idea del universo de una manera ilimitada.

Nuestra concientización del mundo externo se debe a ese elemento que está presente en las mentes individuales. De otra forma no podríamos responder a su estímulo, ni percibiríamos que las cosas están en el espacio y que se mueven en el tiempo. Si esto cambiara por un solo instante y si la Mente Suprema interrumpiera su actividad ideativa e imaginativa, el universo y todos sus seres conscientes desaparecerían. Ella está presente en todo momento y en todo lugar, y puede perpetuamente sustentar la existencia del universo, en las percepciones de todas las criaturas que lo habitan.

El universo es creado desde el interior de la mente de un hombre y no desde afuera. La facultad que lo produce es inconsciente al hombre, pero está allí. Sólo somos conscientes de nuestras propias ideas, nuestra percepción de las cosas está representada siempre por figuras mentales. La Naturaleza es una idea nuestra. Estas ideas no son las únicas que realmente experimentamos, no son sólo nuestras nociones de objetos materiales independientes, totalmente ilusorias, sino que, principalmente, esos objetos no poseen existencia actualizada, independiente de nuestras mentes. Esta existencia es en parte la Mente Universal y en parte su pasado oculto. La fuerza de su irrupción corresponde a la energía del hechizo soportado por el hombre. Los antiguos videntes asiáticos, denominaron "maya" al universo, lo que traducido equivale a “ilusión”.

Las ideas son fuerzas latentes de la Mente y constituyen un sistema auto activo. Toda impresión de este tipo se actualiza simultáneamente por el mero hecho de ser pensado en términos espacio-temporales: es, entonces, el objeto llamado material. La idea se presenta como una cosa debido a que ha sido re-pensada y re-sustentada en la Mente Universal. El mentalista acepta la existencia del objeto, pero niega su materialidad, separación o independencia de la idea. Afirma que ese objeto es sólo la idea de él. Cosa y pensamiento son indivisibles, porque nunca conocemos la cosa en sí sino sólo la idea. La mente es su propio espectador y espectáculo, experimentador y cosa experimentada.

La visión interior consiste en comprender que nada hay en el mundo que no sea Mente. La materia es una característica de nuestro modo de pensar la naturaleza. Las leyes de la Naturaleza material son sólo las leyes que gobiernan las apariencias y cambios de la forma de la Mente Universal. Este hecho existe en el interior de la mente y sólo allí.

De lo consciente a lo inconsciente
El cerebro es la porción tangible del cuerpo, surcada por circunvoluciones de materia gris y blanca, ubicada dentro de la caja craneana. La consciencia es la suma total de la variada serie de impresiones sensoriales, percepciones, pensamientos, sentimientos, imágenes, ideas, intuiciones y recuerdos que conocemos como propias y que no se pueden evidenciar por medio de la disección con bisturí. La consciencia es un "conocimiento" de un principio inmaterial: la mente es la luz del cerebro. La luz hace visible las cosas, pero ella es invisible. La percibimos detrás de nuestras diversas experiencias, porque ella es en sí invariable.

La experiencia del mundo, cuando se la rastrea hasta sus orígenes, se arraiga como una idea
en la consciencia. Sólo la existencia previa de la mente, hace posible la consciencia de la idea corporal. La consciencia está fuera del alcance de la percepción sensorial. Siempre piensa en algo, porque nunca está vacía. La vida mental no se agota en una forma particular de vida consciente. Este tipo de consciencia es un "estado" de la mente que incluye la posibilidad de disiparse.

La mente es la materia prima de todos nuestros pensamientos particulares e ideas corrientes. Todos los pensamientos son virtuales en la mente y actuales en la consciencia. Todo pensamiento hace una tácita referencia a lo que está más allá de la consciencia. Conocemos a la mente a través de los pensamientos que son su producto y a través de la consciencia que la mente lanza atravesando su vacío aparente. Sabemos que está presente por el efecto que produce. El primer efecto es la auto consciencia, el primer resultado es la consciencia del mundo y la primera actividad es el pensar.

La memoria
La memoria es una facultad de un gran valor inmaterial, que no ponderamos debidamente. Se debe a que la existencia de la mente es ininterrumpida. Los recuerdos son imágenes mentales de formas de pensamientos recuperados desde el pasado que vuelven a surgir y que proceden de nosotros mismos.

Tiene que haber un eslabón que comunique los estados conscientes actuales y los pasados, ese eslabón es la propia mente. Debe haber un estrato de esta mente, muy profundamente debajo de la consciencia común en el cual los recuerdos se conserven. La existencia de la mente es el contacto con el pasado, que nos vuelve nuestro recuerdo personal al despertar de un dormir profundo y con él el reconocimiento del mundo. Esto es así, porque las raíces de la mente están ocultas más allá de nuestra consciencia, en cambio sus frutos son visibles en la consciencia.

A esta consciencia subterránea se le llama inconsciente. Es paradójico que llamemos inconsciente a lo que contiene en sí todas las potencialidades de la consciencia. Existe una única mente, pero desde nuestra perspectiva, es consciente solamente en un sentido humano finito . Nuestro tipo de
consciencia es un estado, no una clase separada y diferente de mente. La mente está presente antes del comienzo de la actividad del pensar consciente. Es la desconocida consciencia interior.

El actual grado de evolución del hombre tiene como consecuencia que toda su experiencia del mundo debe someterse a ciertas formas limitadas de espacio y tiempo, antes de ser captada por su consciencia individual. La parte oculta de la mente es tan real como la manifiesta, es la parte secreta de nuestra vida superficial.

La fuente de la intuición y la inspiración
El yo del estado de vigilia recibe del estrato más profundo de la mente, en especiales circunstancias, repentinas intuiciones y espontáneas inspiraciones. La intuición es un destello espontáneo, pasivo, receptivo e involuntario, que no guarda relación con algún pensamiento anterior. Es por eso que revela un horizonte nuevo sobre un tema particular. La mente tiene el poder de actuar según su propia manera misteriosa que le permite prescindir del pensamiento y enviar sus resultados a la consciencia superficial.

La intuición tiene mucha fuerza cuando toma una dirección negativa, por ejemplo, para prohibirnos un determinado acto. Se anula cuando predominan en nosotros los prejuicios y deseos relacionados con el asunto. Pasado un tiempo puede reaparecer y allí nos recuerda el error de haber seguido el impulso de nuestros sentimientos personales en lugar de haberla captado en su fugaz manifestación.

Hay un tipo de intuición que tiene toda la humanidad y que no se manifiesta de un modo extraordinario. Es una facultad que a veces se presenta teñida de emociones, deseos y egoísmos, que confunden sus contornos. Es lo que comúnmente se llama voz de la conciencia o voz interior. Es la destilación de muchas experiencias vitales acumuladas, que asume la forma de conciencia moral, juicio crítico y/o sentido artístico. Es el resultado de esta encarnación y de las anteriores. Estas experiencias están acumuladas en los niveles más profundos de la memoria y dejan como herencia esas intuiciones.

El cuarto estado de consciencia
El centro cerebral sub-cortical, mide la continuación del estado de vigilia, pero no lo crea. El dormir surge cuando el Yo Superior reune todas las fuerzas de su personalidad proyectada y las pone a descansar en el centro del corazón y con esto interrumpe la facultad individual de producir imágenes y sensaciones.

Nuestros pensamientos nacen con la vigilia y mueren con el dormir. Si no logramos contemplar el mundo durante el sopor profundo, es debido a que nuestros pensamientos han dejado de trabajar.

El dormir produce, como su principal valor, el restablecimiento espiritual. Al suprimir el movimiento discursivo de la mente, nos libera de la idea del cuerpo, del mundo y de sus preocupaciones. Cuando nos dormimos penetramos en esa mente que es el verdadero origen de nuestra consciencia porque, al desaparecer las creaciones mentales, hace que ésta se acerque a su propia y prístina índole, a su realidad interna. Así, este estado de la mente es, desde el punto de vista metafísico, el más valioso aun cuando desde el punto de vista práctico, no sea tan valorado.

El hombre no ha hecho el esfuerzo de librarse de sus ataduras, impresiones básicas mentales, de los deseos terrenales, tendencias emocionales, etc. y la Naturaleza no le ha concedido gozar de la consciencia de la liberación de todo pensamiento durante el dormir y sólo puede percibir un fugaz instante de resplandor que sigue al despertar. Para que la experiencia se haga presente, debe esforzarse por merecerla. Si deliberadamente pudiera disminuir al máximo su pensamiento, asemejando así todo lo posible el estado mental de su vigilia al del dormir, y pudiera lograr esto
en su pleno dominio de la comprensión intelectual necesaria para captar todo lo que implica, ese individuo podría experimentar conscientemente un estado de calma, salud, paz y libertad.

Este cuarto estado se relaciona con la beatitud mental alcanzada en la meditación y trasciende los estados de vigilia, soñar y dormir. Se puede obtener en cualquier momento y lugar y por el hecho de que supera la inconsciencia del dormir se puede llamar “estado trascendente”. Es una mezcla paradójica de un profundo dormir y de una plena consciencia. Es por eso que está fuera del alcance de la comprensión ordinaria.

Perdemos la consciencia al dormir, porque el estado mental al que regresamos, posee un radio de vibración mucho más amplio que el del intelecto despierto. Este es periódicamente arrastrado por una poderosa fuerza magnética hacia la parte más profunda de su ser, pero no puede ensanchar su radio de proyección para captar la consciencia más vasta del cuarto estado. Así, desfallece y se duerme.

El cuarto estado es la imperturbable e indestructible consciencia de la esencia mental. Este cuarto estado o trascendente, incluye los otros tres estados y abarca la totalidad de la vida, pero no en una visión intelectual, sino en una visión profundamente mística. Su nombre en sánscrito es Turiya, que es otro nombre del Yo, y es la Realidad Unica.

Sri Ramana Maharshi, expresa en sus Pláticas: "la única Realidad es el Yo, la persistencia de la Realidad se potencia si desaparece la identidad falsa. Esto no significa que la Realidad no esté aquí y ahora. Está eternamente aquí y es eternamente la misma . Está en todas nuestras experiencias. El ego falso se asocia con los objetos; este mismo ego es su propio objeto. La objetividad es la falsedad. Sólo el sujeto es la Realidad. No se confunda con el objeto, con el cuerpo. Esto hace surgir el ego falso y, como consecuencia, el mundo y la actividad en él, cuyo resultado es la aflicción”.

“Si un hombre piensa que la felicidad se debe a causas externas y a lo que él posee, es responsable que llegue a la conclusión de que su felicidad debería aumentar con el incremento de sus bienes materiales y que debería disminuir a como ellos disminuyan. Por lo tanto, si carece de bienes materiales, su felicidad debería ser igual a cero”.

“¿ Cuál es la real experiencia del hombre? ¿ Concuerda con ese criterio? En el dormir profundo, el hombre carece de bienes materiales, incluido su propio cuerpo. En vez de ser desdichado es enteramente feliz. Todos desean dormir profundamente. La conclusión es que la felicidad del hombre no se debe a causas externas. Uno debería realizar el Yo a fin de abrir el depósito de una felicidad pura."

El secreto del yo
El yo de la vigilia, mirado retrospectivamente, ahora nos parece un prolongado sueño. La existencia de la experiencia humana, es una trama de pensamientos creados por la mente. Lo seguro que cree tener el hombre - la naturaleza inalterable de su propia identidad: "yo soy" - aparentemente no tiene refutaciones. Sin embargo, un análisis de tipo metafísico no confirma esa aseveración, porque ella se establece desde la experiencia del estado de vigilia solamente. Durante la vida onírica, la personalidad del soñador se vuelve borrosa o puede cambiar totalmente. En el dormir profundo, el hombre no tiene sentido de su identidad personal. La creencia en el ego con su completa coherencia, es refutada por los hechos mirados desde esas perspectivas.

La consciencia del hombre está basada en una serie de sensaciones físicas, estados de ánimo fluctuantes, estados mentales cambiantes que se suceden a lo largo de la vida de vigilia. El hombre no tiene consciencia de un yo aparte de la totalidad de esta serie.

Tomamos consciencia de nuestra auto identidad con el cuerpo, a través de los sentidos, igual que cuando captamos el mundo externo. La base de nuestra actividad sensorial, es nuestra propia consciencia. Cuando percibimos algo con algún órgano de los sentidos, estamos percibiendo algo dentro de los propios órganos sensoriales. Estos órganos pueden transmitir su captación de un objeto, sólo en virtud de la cualidad de la consciencia misma. Por lo tanto, los sentidos mismos constituyen una parte de la mente, exactamente como el yo. Sabemos que los sentidos son elementos del cuerpo físico, por lo tanto, todo el cuerpo físico, como parte del mundo exterior, se asocia con nuestra consciencia como una de sus ideas.

Las sensaciones corporales son actividades de la mente. Los sentidos son las condiciones definidoras y limitadoras bajo las cuales la mente trabaja cuando proyecta nuestra consciencia espacio-temporal. El cuerpo es, entonces, una experiencia de la consciencia, que puede ser externa durante la vigilia e interna durante el sueño. En ambos casos es un pensamiento.

Con el razonamiento, sentimiento y memoria, la mente es otra vez consciente de sí misma como intelecto pensante. El pensamiento del "yo" desaparece durante el dormir profundo junto con los demás pensamientos. El sentido del "yo" no reside en el cuerpo físico. La personalidad está basada en ideas que tiene el hombre sobre sí mismo e incluye las ideas sobre su cuerpo. Los pensamientos que se concentran en un momento, constituyen el yo en ese momento. El primer pensamiento es el "yo", de allí surgen los demás, espontáneamente.

Como consecuencia, podemos decir que el mundo el cuerpo y el yo son entidades mentales. La noción que el hombre tiene de su yo, no es la esencia última. En "plenitud de consciencia" el hombre puede despertar. Este despertar constituye la primera etapa que puede liberarlo de su ignorancia.



Paul Brunton
Extractado La sabiduría del Yo Superior.- Editorial Kier
 Revista ALCIONE

Origen de la experiencia



La experiencia de cada ser humano, está basada en su esquema de ideas, que a su vez se originan en su percepción a través de los órganos de los sentidos y de la consciencia. Sabemos que transmiten sólo apariencias de la verdadera realidad.

Si nuestros ojos tuvieran otra potencia, microscópica por ejemplo, nuestra forma de ver el mundo sería distinta, así podemos deducir que la realidad está gobernada por la relatividad, como toda existencia.

La percepción de los sentidos nos dicen como parecen ser las cosas, pero no como son en realidad. Con la ilusión, podemos ver otras formas y figuras cuya existencia es sólo mental. No es suficiente con los sentidos, debemos ser conscientes de lo que ellos nos revelan. Tener consciencia de algo, es tener consciencia de sus relaciones con las demás cosas y con la persona que observa. Por lo tanto el conocimiento, también siempre es relativo.

Actualmente se considera a la Naturaleza como un proceso, como una serie continuada de acontecimientos, nada está en reposo hay una transformación permanente. Los científicos han comprobado que la materia está constituida de átomos que contienen electrones y otras partículas subatómicas las que se encuentran ubicadas a distancias siderales entre sí y en posiciones aleatorias. También comprobaron que es una energía transmutable, en sonido, calor, luz, etc., la energía aislada no la han captado. Sin embargo, se tendría que reconocer con el tiempo que el elemento primordial en el mundo es de la misma naturaleza que el que produce nuestras ideas.

La energía no es la raíz primaria, la realidad última es de naturaleza mental, no puede limitarse a esa energía y es uno de los aspectos principales de esta realidad y no un poder independiente en sí mismo.

Debemos ampliar nuestra consciencia a dimensiones superiores para conocer verdaderamente el mundo. Debemos aceptar que nuestra experiencia espacio- temporal, investigada hasta su último origen, se revela como una construcción mental. Sólo el lego reconoce la falacia de la forma y aunque esto resulte correcto en el plano de la vida práctica, es una visión equivocada, porque no agota las posibilidades del universo.

La Mente es de por sí la fuente de la energía que la ciencia quiere considerar como elemento primordial del universo. Es la realidad que proyecta la sombra, es la Mente Cósmica, de la que emana la Mente Universal, la que está detrás de todas nuestras mentes. La ciencia se acerca cada vez más a la metafísica, y no está lejano el día en que reconozca que la energía no es más que la actividad de la mente.

Si el individuo y su mundo espacio-temporal están indisolublemente unidos, si es la consciencia individual que por su misma índole incluye al mundo, y si, por consiguiente, la consciencia es la realidad de ambos, esto es así, porque ambos no son otra cosa que manifestaciones de una tercera entidad, que los trasciende y que, por lo tanto, tiene que ser una forma superior de consciencia.

El hombre no puede representar la última palabra en la Naturaleza. Debemos aceptar que tiene que existir una mente prístina, autosuficiente, una mente universalmente difundida, que asuma la consciencia de las miríadas de cosas y seres del mundo, que alcance los cambios y vicisitudes que se producen dentro de su continua dirección. Debe ser un observador del Universo conocido y también de un mundo deshabitado e ignoto. La existencia de un mundo en sí mismo, sin una mente cognoscente, no puede jamás establecerse.

Esta conclusión surge de la base de la percepción interior ultramística y como corolario de un correcto razonamiento, ambos apoyan la confirmación, de la enseñanza oculta respecto de la existencia de esta Mente Suprema

La percepción similar del mundo externo que tenemos todos los seres en conjunto, significa que todos estamos contenidos en una sola e igual Super Mente Eterna que constantemente percibe. Un paisaje visto en vigilia y en sueños, se diferencian en que el primero puede ser visto por otros, porque es independiente de nuestro pensamiento individual, mientras que en sueños surge de nuestro pensamiento personal. Ambos son paisajes puramente mentales. Todos vivimos en un universo de ideas, y el primer paisaje no deja de existir, debido a que su original pensador es la Mente Universal, que todo lo incluye y que es trascendente e inmanente.

La imagen del mundo, no surge a la vida respondiendo a un proceso arbitrario; es algo dado, los seres vivientes no lo han originado, pero lo experimentan en su interior. Hay una relación entre el mundo y el individuo y entre el mundo y una Mente Universal. Las funciones mentales de todos los hombres se relacionan entre sí, esta es la razón por la que todos vemos el mundo en igual orden espacio-temporal. Es su propia existencia múltiple dentro de una mente única, la Mente Universal o Inteligencia Universal, y que constituye el Alma de la Naturaleza.

La mente de un individuo es la única fuente de su experiencia, pero nuestra mente es finita y limitada, no somos responsables voluntariamente del mundo que nos rodea, sin embargo, sabemos que dichos mundos y cosas son estructuras del pensamiento y que sus nacimientos deben ser producto de alguna mente. Debe haber una causa desconocida que dé razones de la constante sucesión de formas mentales que se nos presentan como experiencia. Estas formas deben ser correlatos mentales de una Super Mente Universal que posee el poder de darles forma y de imponerlas a la mente individual.

Facetas de la experiencia del mundo.
Nuestra experiencia del mundo, tiene dos facetas: una interna y otra externa; nuestros pensamientos y el medio ambiente circundante. Sabemos que las impresiones del mundo sensorial nos son impuestas. Sabemos, también, que nuestra faceta de experiencias internas representadas por las ideas, etc., existen
o no de acuerdo a nuestra voluntad.

Para el hombre, los objetos circundantes son materiales, en cambio, las fantasías, los recuerdos, las imágenes mentales son comparativamente irreales. Pero ambos fenómenos tienen una diferencia de grado
y no de naturaleza, lo que no destruye el carácter fundamental mental del mundo. Lo que llamamos cosa, es una creación primigenia de la Mente Universal. Lo que se conoce como pensamiento, es una creación de la mente humana.

La percepción que tenemos de ambas experiencias es distinta; una impresión sensorial deriva de su origen universal y se impone con fuerza en nosotros. En cambio, una fantasía, por ejemplo, surge en nuestro interior con debilidad debido a su origen humano. Es sólo una diferencia de calidad de "conscientización".

En algún acto creador, el artista puede sentir con igual o mayor intensidad que en la experiencia del mundo circundante. Igual le puede suceder a un místico evolucionado, en el momento en que se sumerge en la contemplación devota. Las dos experiencias interna y externa tienen innegablemente una similitud, la fundamental unidad de substancia de la cual surgen.

La Mente Universal tiene el poder de emitir sus fantasías, llenar su vacío aparente, con innumerables pensamientos de cosas, de un modo tal, que sean captadas por toda la humanidad. Cada individuo recibe espontáneamente esas ideas, a través de sus propios mecanismos mentales. La idea del mundo es mantenida frente a nuestra contemplación y experiencia por el efecto del pensar de esa Mente, que nos la impone como si fuera fija e inmutable. Lo que para nosotros es un millón de años, para Ella puede ser un segundo. Sólo conocemos nuestros estados mentales, aunque algunos de ellos aparezcan como cosas. Sólo vemos imágenes mentales, aun cuando algunas de ellas aparezcan como exteriores.

Durante la evolución humana, desde la época primitiva, el hombre se vio obligado a darle prioridad al mundo exterior. Así, los cinco sentidos le hicieron sentir que la materia era una identidad real, y en lugar de considerarla como un pensamiento, comprendió mal su propia experiencia, olvidando que ésta es sólo una forma de la consciencia.

No se trata de negar la existencia de los sólidos, líquidos y gaseosos; sólo considerarlos como elaboraciones mentales. La Mente se manifiesta de diversas formas o fantasías, que resultan distintas entre sí, pero que no quita que nuestras experiencias de las mismas persistan en su origen mental, porque el mundo se externaliza en y por medio de la mente.

¿De qué está hecho el Universo y cuándo se originó?

Ramana Maharshi, explica en sus Pláticas que el universo está compuesto de luz y sonido, lo que corresponden a la mente y a la corriente de vida, en la terminología vedántica. Son densos, sutiles y trascendentales. Los órganos de los sentidos, pueden percibir el aspecto denso. Los otros aspectos no son tan perceptibles. Lo sutil puede inferirse, lo trascendental, es sólo trascendente.

El universo ha existido siempre activo o en estado latente, porque no surgió de un acto repentino de creación, sino debido a un gradual proceso de manifestación. Ha ido surgiendo de la propia "substancia" mental de la Mente Universal. Todo lo surgido de ella es eterno e inmortal, porque ella lo es. No existe, por lo tanto, comienzo ni fin concebibles. Buda afirmó: “no nacido, no creado, no originado."

El universo es eterno y autosuficiente, está en una evolución permanente y de una manera constante, junto a todas sus criaturas. La causalidad es una verdad temporaria, porque no hay en ningún lugar ni una causa ni un efecto final real de todos los acontecimientos. Nada existe por sí mismo, las cosas existen actualmente como efectos indirectos de innumerables causas que se ligan como una cadena infinita, desde el pasado sin comienzo. Existe un tejido de interdependencia que cubre todas las cosas sin excepción,
nada de lo manifestado puede ser auto existente. El proceso de transformación del universo es eterno y esto constituye la ley misma del propio ser del universo. No hay nada particular que sea sólo causa o sólo efecto, siempre son ambas cosas a la vez.

Debemos descartar la causalidad como principio metafísico y sólo comprenderlo filosóficamente, porque la mente finita del ser humano, puede comprender que la cadena de eslabones recíprocamente dependientes, que constituyen una causa, no tiene principio ni fin. El hombre sólo puede concebir algunos factores que contribuyen a esa causa. Mirado desde su trasfondo, el universo siempre ha tenido una realidad oculta y eterna. Esa realidad es la Mente Universal. El mundo representa su manifestación. Ella abarca todas las cosas pero ella no es abarcada por ninguna. El mundo es su auto proyección, su idea. El Universo ha surgido de su meditación constructiva, ha aparecido bajo la forma ordenadamente autodeterminada, plasmado por medio de sus propias impresiones mentales recordadas respecto a un estado anterior de existencia activa.


Paul Brunton
Extractado del libro La sabiduría del Yo Superior Editorial Kier
Este artículo no ha sido publicado en la Revista ALCIONE

viernes, 22 de enero de 2010

Contrastes




"Dios ha creado el dolor y la pena
para que por contraste
se pueda conocer la alegría,
Las cosas ocultas se hacen manifiestas
mediante sus opuestos,
como Dios no tiene opuestos
El permanece oculto."

Rumi


El bien y el mal son concepciones relativas. Desde el punto de vista de la Mente Universal nada es inútil o innecesario.
Paul Brenton
Extraido de  "El Yo testigo la Sabiduría  del Yo Superior.





Visión de la Realidad


 La adoración de lo Supremo, bajo cualquier nombre y bajo cualquier forma, es una ayuda para la visión de Ello. Sin embargo, la verdadera visión es sumergirse y morar en la Realidad.

El individuo siempre está solo



En todas partes está la soledad. El individuo siempre está solo.
Su trabajo consiste en buscar en el interior y no en el exterior.
Tú te quejas de que la respuesta no proviene de tu búsqueda interior.
El buscador es la respuesta y ninguna otra respuesta puede venir.
Lo que viene no puede ser verdadero, lo que es es lo verdadero.

Ramana Maharshi

miércoles, 20 de enero de 2010

El Vigilante




En el judaísmo hay una escuela rebelde de misterio que se llama Hassidismo.
Su fundador, Baal Shem, era un ser extraño. A media noche volvía del río.
Esa era su rutina, porque en el río, de noche, había una calma y quietud absolutas.
Solía sentarse ahí, sin hacer nada -solamente observando su propio ser;
observando al observador.


 Esa noche, cuando volvía, pasó por la casa de un hombre rico y el vigilante estaba de pie frente a la puerta.
El vigilante estaba intrigado porque  cada noche, exactamente a la misma hora, volvía este hombre. Salió y le dijo:
-“Perdone la interrupción, pero ya no puedo contener mi curiosidad. Me persigue la intriga noche y día.
¿A qué se dedica?, ¿Para qué va al río? Lo seguí muchas veces y no hay nada;
lo único que hace es sentarse ahí horas y horas, y después vuelve a media noche.”

Baal Shem le contestó:
-“Ya sé que me seguiste varias veces, porque la noche es tan silenciosa, que pude oír tus pasos.
Y sé que todos los días te escondes tras el portón.
Pero no solo tu sentís curiosidad por mí, yo también siento curiosidad por ti ¿A qué te dedicas?”

El guardián le contesto:
-“¿A qué me dedico? Soy un simple vigilante”

Entonces Baal Shem le dijo:
-“¡Dios mío, me diste la palabra clave!, ¡Mi ocupación es esa también!”

El guardián dijo:
-“Pero, no entiendo; si es un vigilante tendría que estar vigilando alguna casa, algún palacio.
¿Que está vigilando sentado ahí en la arena?”

Baal Shem le contestó:
-“Hay una pequeña diferencia: tu vigilas que nadie de afuera entre al palacio; yo simplemente vigilo al vigilante.
¿Quién es este vigilante? Ese es el esfuerzo de toda mi vida; me vigilo a mí mismo.”

El guardián le dijo:
-“Pero ese es un trabajo muy raro. ¿Quién le va a pagar?”

Y él respondió:
- “¡La felicidad es tanta, el goce es tan grande, es una bendición tan inmensa que es una recompensa en sí misma!
Un solo momento y todas las riquezas del mundo no son nada en comparación.”

El vigilante dijo:
-“Eso es  muy raro…yo me pasé la vida vigilando y jamás me topé con una experiencia tan hermosa.
Mañana a la noche lo voy a acompañar; quiero que me enseñe, porque yo sé cómo vigilar
pero parece que se hace en otra dirección.
Usted mira hacia una dirección diferente."

Hay un solo paso y ese paso tiene que ver con la dirección, con la dimensión.
Podemos enfocar tanto hacia afuera como cerrar los ojos al exterior y dejar que toda nuestra conciencia se centre en nuestro interior y te darás cuenta porque tu eres el que conoce, tu eres conciencia.
Nunca la perdiste, solamente dejaste que se enredara en mil y una cosas.
Saca tu conciencia de todo lo demás y déjala descansar dentro de ti.
Entonces, llegas a casa.
El núcleo esencial, el espíritu de la meditación, es aprender a presenciar.


Osho 
Lía

REALIZACION SIN NADA... SRF


“En realidad sabemos que
astrología, ocultismo, psiquismo, metafísica
y tantas otras cosas
son de documentación intelectual
y no de verdadera iniciación
que debe ser la unión completa de la sabiduría,
que no es el conocimiento con la revelación,
que no es la intuición.

La síntesis de las polaridades es importante,
es con las 2 tonalidades
que podremos alcanzar a la “realización”
que tiene otro calificativo.

Hay la realización intelectual
como hay la realización espiritual,
pero hay la REALIZACION sin nada,
es el TAO de los Chinos,
es el camino demostrado por Lao-Tsé,
la Yoga no entendida como Patanjali la doctrinó
en su filosofía del hinduismo perfeccionado,
sino YUG,
entendida como UNION
y mejor dicho como IDENTIFICACION.

Se debe para realizar: identificarse con sí mismo,
con Dios,
con todo y todos
porque debe reintegrarse en la Consciencia Universal,
en el Absoluto,
es “Samadhi” el estado perfecto,
la única experiencia verdadera.

Silencio Discípulo mío,
un minuto de meditación
para re-sentir la armonía vibratoria
de las esferas celestes
quienes van calladas
para dejar a la voz del Maestre decir:
 Que la Paz sea con vosotros”...” 




Bendición. R. de la Ferrière.
A 10º de Aries, año IV del Aquarius


Lía









La Espiritualidad



Mucha gente se imagina que para ser espiritualista hay que consagrarse a la meditación y a la oración.
No, cualquier trabajo, incluso espiritual, se vuelve extremadamente prosaico
cuando no se introduce una idea sublime, un ideal superior;
y, por el contrario, cualquier trabajo prosaico puede ser espiritualizado si se sabe introducir en él
un elemento divino.
La espiritualidad no consiste en rechazar toda actividad física, material,
sino en hacer todo por la luz, con la luz y para la luz.
La espiritualidad es saber utilizar cualquier trabajo para elevarse, armonizarse, unirse a Dios.
Trabajar en nuestro perfeccionamiento

Hagan que todas sus actividades converjan en un único objetivo:

el perfeccionamiento,
y así desencadenarán en ustedes mismos poderes que les transformarán profundamente.
Por lo general, las actividades profesionales sólo afectan a los humanos superficialmente.
Ir a la fábrica, a la oficina, trabajar en un laboratorio, hacer política, instruir a los niños,
no puede despertar todos los poderes que el Creador ha puesto en ellos,
excepto si, al mismo tiempo, hacen un trabajo con el pensamiento, el sentimiento y la voluntad
que dé un significado más profundo a esta actividad,
que toque las raíces de su ser.

Así, en adelante, procuren empezar este trabajo,  traten de tomarle gusto,
de no poder pasar ni un día sin desencadenar fuerzas benéficas en ustedes y a su alrededor,
y ya verán los resultados.
Lo importante es el motivo por el que actuamos.

En todas las actividades, lo más importante es la idea, el motivo por el que actúan,

el objetivo que quieren alcanzar.
La actividad, por sí misma, no cuenta mucho.
Puede ser que siguiendo una enseñanza espiritual parezca que no hacen gran cosa,
pero si lo hacen con el deseo de alimentar, de sustentar la idea de la fraternidad universal,

añaden cada vez algunos elementos para su futuro, para su evolución, y eso cambia todo su destino.

Quizás durante mucho tiempo no vean ningún resultado,
pero un buen día las bendiciones lloverán sobre ustedes por todas partes,
porque todo lo que han hecho se ha grabado y reciben la recompensa.

Los humanos les juzgan según sus actos,
mientras que el Cielo se fija en cuales son sus móviles.
Y es del Cielo de donde deben esperar la "recompensa"
por el trabajo que hacen para sustentar la idea de fraternidad.
Lía 

La Experiencia de la Nada..


Todo lo que es, es sólo una expresión de la consciencia. Si la consciencia no está aquí, la expresión de la consciencia tampoco está aquí. Por consiguiente, nada es. Y esta consciencia es un concepto que nadie ha pedido; ha aparecido espontáneamente.  
Sri Nisargadatta Maharaj

martes, 19 de enero de 2010

Lecciones entre las ruinas


Olfateamos con sus perros, arañamos con sus uñas el polvo de la destrucción, clamamos al mismo y limpio Cielo. Somos muchos a pie de las ruinas en Puerto Príncipe y alrededores.  Las voces se van apagando bajo el peso inmenso de los escombros, voces llamadas a despertar en otros mundos, en otros firmes más seguros que no destartalan tsunamis, ni terremotos; en otras dimensiones donde los techos no crujen y el cemento es más liviano.  Muchas voces bajo las toneladas de ruinas se han ido extinguiendo, pero a nosotros nos queda su eco, su recuerdo. A ese eco, que ya no es de este mundo, contestamos y prometemos que la tragedia no será en balde, que venceremos la distancia y el olvido, que venceremos el propio y hundido egoísmo. 

Tras esos hilos de voz estamos buena parte de la humanidad. El peso de las ruinas, la magnitud de la destrucción nos han vuelto a unir, esta vez en un grado hasta el presente no conocido. La tragedia de Haití nos ha permitido sentirnos  corazón con corazón en el socorro de los hermanos del país caribeño. Toca sacudir más que nunca nuestros bolsillos. Sólo cada quien sabe el techo máximo de su desembolso, a qué cifra puede aspirar, cuántos euros podrá poner en el volante bancario,  dinero vital que será auxilio, agua, comida… para quienes han sufrido todos los azotes imaginables.

Siempre habrá quien sentencie el adverbio “tarde” desde cómodos micrófonos. En realidad nunca es pronto cuando hay corazones que aún laten bajo los escombros, pero hay obstáculos insalvables hasta que la excavadora se puede poner delante de la edificación en ruinas. Palés de ayuda internacional estaban ya sobre el terreno, cuando sólo habían pasado unas horas de la tragedia. No es tampoco la hora de la desconfianza. Olvidemos segundas intenciones con tanto dolor aún estallando. Obama no va a la isla a quedarse y sin embargo que expliquen quienes vierten sospechas poco fundadas, cómo  se mantiene un orden imprescindible, cómo se garantiza la seguridad, cómo se reparte una ingente ayuda humanitaria sin presencia de soldados.

Pese a la dureza y la magnitud del golpe, no convendrá olvidar que hay un aeropuerto desvencijado sobre el que no paran de aterrizar, aún con el riesgo de la maniobra, aviones de todas las naciones. Las más diversas banderas ondean en la gran explanada  donde se ordenan los campamentos improvisados. El dolor por la devastación general ha traído ya su recompensa en forma de fortalecimiento de la unidad humana.

Naves solidarias de todo el mundo ponen rumbo a Puerto Príncipe. Aviones con sus panzas cargadas de esperanza aterrizan masivamente en el epicentro de la desgracia. Nuevamente es el sufrimiento lo que nos hace sentirnos humanidad. Son catástrofes de uno u otro signo las que nos hacen constatar en alguna medida el “somos uno”, el  “juntos podemos”. ¿Así por cuánto...? ¿Hasta cuándo el aprendizaje entre las ruinas de desastres o batallas? Quizás es llegado ya el momento de ser proactivos  en favor de la unidad humana y no sólo reactivos.

¿Y si por fin tomáramos la delantera al dolor? ¿Y si nos atreviéramos a sentirnos humanidad sin que ningún cataclismo azote ninguna costa, y si nos atreviéramos a hermanarnos sin que tristes titulares asalten las cabeceras de los medios…? ¿Y si nos atreviéramos a ser una huma-unidad sin sorteo de calamidades, sin que los cadáveres se  agolpen en ninguna  arena, en ningún asfalto...?

Mañana no sean tantos ecos acallados, tantos escombros para por fin hermanarnos. El mayor reto humano no es el cambio climático, por gravísimo que se manifieste este problema, el superior desafío lo sigue constituyendo la conquista de mayores cotas de unidad y armonía en la diversidad. A partir de una más permanente y estable colaboración  será posible encarar  nuestros retos globales más fácilmente. Es preciso atreverse. Se nos han dado todos los medios para empezar a fraguar el más elevado de todos los sueños, la fraternidad humana. Ya no es necesario pasar tantos trances  para poder abrazar por fin el supremo ideal.

Las lecciones se desparraman entre  los cascotes. Toda terrible experiencia colectiva otorga, cuanto menos, su aprendizaje. Ya aprendimos a arañar juntos los escombros, arañemos ahora también juntos el futuro para que los techos no se desmoronen y la miseria tampoco cunda bajo ellos. Arañemos juntos la aurora de una humanidad unida en el desastre, pero sobre todo unida en medio de la vida; juntos en las ruinas, juntos levantando las ciudades desplomadas, juntos testimoniando una nueva era de justicia y solidaridad por siempre en la tierra.

Koldo Aldai

*  Pintura de arte popular haitiano

Lía  http:http://www.narendrayoga.netai.net/eml1.html


La puerta sin puerta ( 8 ) Koans...



Puede apreciarse el fin último de los koans en la siguiente historia,

un poco de humor zen moderno sobre un discípulo que enviaba a su maestro fieles informes de su progreso espiritual. El primer mes, el estudiante escribió:


"Siento una expansión de la conciencia
y experimento la unidad con el universo"
El maestro miró la nota y la tiró.

Al mes siguiente, el estudiante decía:
"Por fin descubrí que lo Divino está presente en todas las cosas".
El maestro parecía desilusionado.


En su tercera carta el discípulo explicaba, entusiasmado:
"El misterio del Uno y lo mucho se ha revelado a mi mirada asombrada".
El maestro bostezó.
 La carta siguiente decía:
"Nadie nace, nadie vive, y nadie muere, pues el ser no es".
El maestro levantó las manos al cielo, desolado.
 Luego pasó un mes, y  dos y luego cinco, y luego un año entero.
El maestro pensó que era hora de recordarle a su discípulo su deber de mantenerlo informado
sobre su progreso espiritual.
El discípulo le contestó:
 "Simplemente vivo mi vida.
Y en cuanto a la práctica espiritual, ¿a quién le interesa?".
Cuando el maestro la leyó, exclamó:
"Gracias a Dios. Al fin lo logró".



Lía 



La puerta sin puerta ( 5 )




Cuando entramos en la puerta sin puerta,
llegamos al final de la búsqueda.
Anteriormente, tal vez ya hayamos intentado varias maneras
de encontrar la iluminación o de convertirnos en algo especial.
Por fin entramos en la puerta del presente eterno
y descubrimos que no vamos a ningún lado.
Donde estamos es el lugar,
el único lugar,
para perfeccionar
la paciencia,
la paz,
la libertad