sábado, 19 de marzo de 2011

En que nos estamos convirtiendo...?

...Como Humanidad estamos en problemas !
como podemos calificar este horror...?
Como creen que nos ven desde las esferas celestes?
Somos merecedores de algo?
Tenemos que cambiar.... 
para que seamos dignos de la Misericordia Divina!
Afamelan

viernes, 18 de marzo de 2011

¿ Crees que tienes mucho Tiempo...?


"Don Juan me examinó con curiosidad y rió. Dijo, en tono muy bondadoso, que ya me había dicho que todos somos unos tontos. Yo no era la excepción.

-Siempre te sientes obligado a explicar tus actos, como si fueras el único hombre que se equivoca en la tierra -dijo-. Es tu viejo sentimiento de importancia. Tienes demasiada; también tienes demasiada historia personal. Por otra parte, no te haces responsable de tus actos; no usas tu mente como consejera y, sobre todo, eres demasiado accesible. En otras palabras, tu vida sigue siendo el desmadre que era cuando te conocí.

De nuevo tuve un genuino empellón de orgullo y quise rebatir sus palabras. Él me hizo seña de callar.

-Hay que hacerse responsable de estar en un mundo extraño -dijo-. Estamos en un mundo extraño, has de saber.

Moví la cabeza en sentido afirmativo.

-No estamos hablando de lo mismo -dijo él-. Para ti el mundo es extraño porque cuando no te aburre estás enemistado con él. Para mí el mundo es extraño porque es estupendo, pavoroso, misterioso, impenetrable; mi interés ha sido convencerte de que debes hacerte responsable por estar aquí, en este maravilloso mundo, en este maravilloso desierto, en este maravilloso tiempo. Quise convencerte de que debes aprender a hacer que cada acto cuente, pues vas a estar aquí sólo un rato corto, de hecho, muy corto para presenciar todas las maravillas que existen.

Insistí que aburrirse con el mundo o enemistarse con él era la condición humana.

-Pues cámbiala -repuso con sequedad-. Si no respondes al reto, igual te valdría estar muerto.

Me instó a nombrar un asunto, un elemento de mi vida que hubiera ocupado todos mis pensamientos. Dije que el arte. Siempre quise ser artista y durante años me dediqué a ello. Todavía conservaba el doloroso recuerdo de mi fracaso.

-Nunca has aceptado la responsabilidad de estar en este mundo impenetrable -dijo en tono acusador-. Por eso nunca fuiste artista, y quizá nunca seas cazador.

-Hago lo mejor que puedo, don Juan.

-No. No sabes lo que puedes.

-Hago cuanto puedo.

-Te equivocas otra vez. Puedes hacer más. Hay una cosa sencilla que anda mal contigo: crees tener mucho tiempo.

Hizo una pausa y me miró como aguardando mi reacción.

-Crees tener mucho tiempo -repitió.

-¿Mucho tiempo para qué, don Juan?

-Crees que tu vida va a durar para siempre.

-No. No lo creo.

-Entonces, si no crees que tu vida va a durar para siempre, ¿qué cosa esperas? ¿Por qué titubeas en cambiar?.

-¿Se le ha ocurrido alguna vez, don Juan, que a lo mejor no quiero cambiar?.

-Sí, se me ha ocurrido. Yo tampoco quería cambiar, igual que tú. Sin embargo, no me gustaba mi vida; estaba cansado de ella, igual que tú. Ahora no me alcanza la que tengo.

Afirmé con vehemencia que su insistente deseo de cambiar mi forma de vida era atemorizante y arbitrario. Dije que en cierto nivel estaba de acuerdo, pero el mero hecho de que él fuera siempre el amo que decidía las cosas me hacía la situación insostenible.

-No tienes tiempo para esta explosión, idiota -dijo con tono severo-. Esto, lo que estás haciendo ahora, puede ser tu último acto sobre la tierra. Puede muy bien ser tu última batalla. No hay poder capaz de garantizar que vayas a vivir un minuto más.

-Ya lo sé -dije con ira contenida.

-No. No lo sabes. Si lo supieras, serías un cazador.

Repuse que tenía conciencia de mi muerte inminente, pero que era inútil hablar o pensar acerca de ella, pues nada podía yo hacer para evitarla. Don Juan río y me comparó con un cómico que atraviesa mecánicamente su número rutinario.

-Si ésta fuera tu última batalla sobre la tierra, yo diría que eres un idiota -dijo calmadamente-. Estas desperdiciando en una tontería tu acto sobre la tierra.

Estuvimos callados un momento. Mis pensamientos se desbordaban. Don Juan tenía razón, desde luego.

-No tienes tiempo, amigo mío, no tienes tiempo. Ninguno de nosotros tiene tiempo -dijo.

-Estoy de acuerdo, don Juan, pero...

-No me des la razón por las puras -tronó-. En vez de estar de acuerdo tan fácilmente, debes actuar. Acepta el reto. Cambia.

-¿Así no más? .

-Como lo oyes. El cambio del que hablo nunca sucede por grados; ocurre de golpe. Y tú no te estás preparando para ese acto repentino que producirá un cambio total.

Me pareció que expresaba una contradicción. Le expliqué que, si me estaba preparando para el cambio, sin duda estaba cambiando en forma gradual.

-No has cambiado en nada -repuso-. Por eso crees estar cambiando poco a poco. Pero a lo mejor un día de éstos te sorprendes cambiando de repente y sin una sola advertencia. Yo sé que así es la cosa, y por eso no pierdo de vista mi interés en convencerte.

No pude persistir en mi argumentación. No estaba seguro de qué deseaba decir realmente. Tras una corta pausa, don Juan reanudó sus explicaciones.

-Quizás haya que decirlo de otra manera -dijo-. Lo que te recomiendo que hagas es notar que no tenemos ninguna seguridad de que nuestras vidas van a seguir indefinidamente. Acabo de decir que el cambio llega de pronto, sin anunciar, y lo mismo la muerte. ¿Qué crees que podamos hacer?.

Pensé que la pregunta era retórica, pero él hizo un gesto con las cejas instándome a responder.

-Vivir lo más felices que podamos -dije.

-¡Correcto! ¿Pero conoces a alguien que viva feliz?

Mi primer impulso fue decir que sí; pensé que podía usar como ejemplos a varias personas que conocía. Pero al pensarlo mejor supe que mi esfuerzo sería sólo un hueco intento de exculparme.

-No -dije-. En verdad no.

-Yo sí -dijo don Juan-. Hay algunas personas que tienen mucho cuidado con la naturaleza de sus actos. Su felicidad es actuar con el conocimiento pleno de que no tienen tiempo; así, sus actos tienen un poder peculiar; sus actos tienen un sentido de...

Parecían faltarle las palabras. Se rascó las sienes y sonrió. Luego, de pronto, se puso de pie como si nuestra conversación hubiera concluido. Le supliqué terminar lo que me estaba diciendo. Volvió a sentarse y frunció los labios.

Los actos tienen poder -dijo-. Sobre todo cuando la persona que actúa sabe que esos actos son su última batalla. Hay una extraña felicidad ardiente en actuar con el pleno conocimiento de que lo que uno está haciendo puede muy bien ser su último acto sobre la tierra. Te recomiendo meditar en tu vida y contemplar tus actos bajo esa luz."

Carlos Castaneda.

Solo puedes ser Libre si arriesgas



Reírse es arriesgarte a parecer tonto. Llorar es arriesgarte a parecer sentimental. Alargar el brazo para agarrar al otro es arriesgarte a implicarte. Exponer tus ideas o sueños ante una multitud es arriesgarte a perderlos. Amar es arriesgarte a no ser correspondido. Vivir es arriesgarte a morir. Tener esperanzas es arriesgarte a perderlas.
Pero se tienen que correr riesgos. Porque el mayor peligro en la vida es no arriesgar nada. Si no haces nada, si no arriesgas nada, tu existencia se oscurece. Es probable que de este modo evites sufrimientos, pero no vas a aprender, a sentir, a cambiar, a amar ni a vivir.
Encadenado a una actitud de miedo, uno se convierte en esclavo… y pierde su libertad. Sólo eres libre si arriesgas.”
Alex Rovira


jueves, 17 de marzo de 2011

La vida es rara e incierta...

Cuando la muerte llama a tu puerta, todas tus convicciones no serán más que absurdos acertijos.
No te aferres a ninguna convicción.
 La vida es incierta, la misma naturaleza de la vida es la incertidumbre.
Y la persona inteligente siempre está insegura.
La propia disposición de mantenerse en la incertidumbre es valentía.
Esta disposición de estar en la incertidumbre es confianza.
Una persona inteligente es aquella que permanece alerta en cualquier situación,
que responde a las situaciones con todo su corazón.
No es que sepa lo que va a ocurrir; no es que sepa, «si haces esto sucederá aquello».
La vida no es una ciencia; no es una cadena de causa y efecto.
Cuando calientas agua hasta los 100 'C, se evapora, eso está garantizado.
Pero en la vida real, no hay nada tan seguro como eso.
Cada individuo es una libertad, una libertad desconocida.
Es imposible predecirlo, imposible imaginárselo.
Hay que vivir estando despiertos y con comprensión.
Osho

El Simple Arte de Bendecir... !


Rosa rojaAl despertar, bendice tu jornada, porque está ya desbordando una abundancia de bienes que tus bendiciones harán aparecer. Porque bendecir significa reconocer el bien infinito que forma parte integrante de la trama misma del universo. Ese bien lo único que espera es una seña tuya para poder manifestarse.
 
Al cruzarte con la gente por la calle, el auto, en tu lugar de trabajo, bendice a todos. La paz de tu bendición será la compañera de su camino y el aura de su discreto perfume será una luz en su itinerario. Bendice a los que te encuentres, derrama tu bendición sobre su salud, su trabajo, su alegría, su relación con Dios, con ellos mismos y con los demás. Bendice a todos en todas las formas imaginables, porque esas bendiciones no sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día brotarán como otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de tu propia vida.
 
Bendice tu ciudad, tus gobernantes y a todos como los educadores, enfermeras, barrenderos, sacerdotes y prostitutas. Cuando alguien te muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, responde con una bendición silenciosa. Bendice totalmente, sinceramente, gozosamente, porque esas bendiciones son un escudo que los protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que te han disparado.
 
Bendecir significa desear y querer incondicionalmente, totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado – para los demás y para los acontecimientos de la vida – haciéndolo aflorar de las fuentes mas profundas y más íntimas de tu ser. Esto significa venerar y considerar con total admiración lo que es siempre un don del Creador, sean cuales fueren las apariencias. Quien sea afectado por tu bendición es un ser privilegiado, consagrado, entero. Bendecir significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él con profundo reconocimiento. Significa también llamar a la felicidad para que venga a él.
 
Bendecir significa reconocer una belleza omnipresente, oculta a los ojos materiales. Es activar la ley universal de la atracción que desde el fondo del universo traerá a vuestra vida exactamente lo que necesitas en el momento presente para crecer, avanzar y llenar tu vida de gozo.
 
Es imposible bendecir y juzgar al mismo tiempo. Mantén en ti ese deseo de bendecir como una incesante resonancia interior y como una perpetua plegaria silenciosa, porque de este modo serás de esas personas que son artesanos de la paz, y un día descubrirás por todas partes el rostro mismo de Dios.
 
Y por encima de todo, no te olvides de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que eres tú mismo.Rosa roja 
 Pierre Pradervand

 

miércoles, 16 de marzo de 2011

Evolución y Crecimiento



 La evolución del hombre es la evolución de su conciencia.
Por lo tanto podemos decir, que un buscador de la  verdad es alguien que busca evolucionar.


Evolucionar, es crecer, es ir mas allá, es no quedarse estancado ignorando, es tener más conocimiento,
es acercarse mas a la verdad, es un viaje hacia la totalidad del ser.


lunes, 14 de marzo de 2011

Tu no eres tu Mente


No se trata tanto de que usas la mente equivocadamente: generalmente no la usas en absoluto, sino que ella te usa a ti. Esa es la enfermedad. Crees que tú eres tu mente. Ese es el engaño: El instrumento se ha apoderado de ti.
Eckhart Tolle

domingo, 13 de marzo de 2011

La Puerta Correcta...

Para llegar a la puerta correcta hay que llamar primero a muchas puertas equivocadas. Si te encuentras con la puerta correcta de golpe, no sabrás reconocer que era la correcta.
(Osho)