jueves, 19 de noviembre de 2009

Sutra de la Lucidez

1. El Absoluto -inmutable, infinito, eterno- es la Única Realidad, luego todo lo relativo (el mundo fenoménico) es una ilusión. El Absoluto es todo, y es el Sustrato Universal que sostiene ininterrumpidamente el carrusel manifestativo de formas o fenómenos que aparecen, mutan y se desvanecen en Él.

2. Esta ilusión fenoménica siempre es indiscutiblemente pura, neutra, perfecta; pues es el Absoluto manifestándose. Todos las manifestaciones son, por tanto, Sus puros reflejos.

3. Puesto que carece de existencia real, considera al mundo y todo lo que contiene y manifiesta como un sueño: todo es ilusión, todo es mentira.

4. Por lo mismo, considera tu propia persona y todo lo que contiene y manifiesta como un sueño.

5. De igual modo, considera a tu mente un sueño, que a su vez sueña sobre los sueños anteriores.

6. Directamente considera todas las impresiones mentales que surgen en tu conciencia como sueños sobre sueños: dobles mentiras o supermentiras.

7.
Resueltamente considera todos los pensamientos (todas las elaboraciones y cavilaciones intelectuales-conceptuales, hechas a partir de las impresiones mentales y basadas en la experiencia y programación mental del pasado) como triples mentiras o ultramentiras; esto es, mentiras exponenciadas sin límite. Son sueños sobre sueños sobre sueños, en secuencia ilimitada.

8. Independientemente de cómo llamemos a las mentiras por su grado de artificiosidad, o de la cantidad de sueños sobre sueños que un sueño reune, todo ello tiene en común su irrealidad o inexistencia, que es igual para todos los fenómenos. Ninguno es cierto.

9. Creer en ellos es morar en la mentira, en la confusión; y ello aboca al desorden, a la ofuscación y al sufrimiento. No es tampoco necesario ni favorable detenerse o enfocarse en los fenómenos, más allá de lo indispensable. Para emplear funcionalmente y tratar con lo ilusorio de manera óptima, debe existir desapego respecto a ello, y el individuo ha de morar en su estado natural unificado, lúcido y sereno.

10.
Sin embargo, siempre ha de recordarse que todo fenómeno es reflejo del Absoluto y forma parte de Su juego manifestativo; y existiendo sólo el Absoluto, tales fenómenos -de aparente diversidad- son el Absoluto en manifestación. Por lo tanto, son puros, neutros y perfectos.

11. Acepta y permite ser a todos los fenómenos tal cual son (puros, neutros, perfectos), en el eterno presente, independientemente de las acciones que realices respecto a ellos. Fluye con ellos, libre de avidez y repulsión, sin encadenarte a ellos ni al fruto de tus acciones.

12. Aquellos tipos de fenómenos que se manifiestan en el ahora, y que no son impresiones mentales residuales surgidas en la conciencia, ni elaboraciones de la mente a partir de ellas, son mentira, pero puedes también llamarlos ilusiones originales .

13. Declina dar crédito a tus impresiones mentales, descarta seguirlas, pues eso distrae (interrumpe el estado de unidad con lo que ES), condiciona y aboca al sufrimiento. En cambio, permanece en serena atención al ahora, lúcido y pacífico en este sueño físico.

14.
Todas las impresiones mentales son dobles mentiras (sueños sobre sueños), y puedes también llamarlas ecos de irrealidades. Hay ecos más amables, auspiciosos o inocuos que otros, pero todos encadenan al creer en ellos y seguirlos, convirtiéndolos en pensamientos.

15. Tus pensamientos (impresiones mentales que sigues y amplías) son todos triples mentiras (sueños sobre sueños sobre sueños), y puedes también llamarlos invenciones mentales. Hay invenciones más amables, auspiciosas o inocuas que otras, pero todas encadenan al creer en ellas, seguirlas y ampliarlas.

16.
El Absoluto es tu Fuente y tu Verdadero Ser, Cuya consciencia es infinitamente elevada respecto a tu consciencia personal. Cree sólo en Él, tu Sí-mismo. Tu Sí-mismo es la Felicidad, la Paz y la Plenitud infinitas, eternas, absolutas.

17. Tu Ser es quien rige y manda en todo: Él es el Organismo entero e ilimitado, y tú eres una célula Suya. Acepta esto como una suprema bendición y rinde tu personalidad a Él. Entrega tu voluntad personal para que se haga en ti la voluntad divina (la de tu Ser, que es realmente la tuya).

18. Tu Ser te brinda el grandioso regalo de cocrear tu vida con Él. Pero no necesitas ni tienes que pretender, perseguir o forzar nada para cocrear una vida excelente y plena. Él es el Todo, y Él ve el mayor bien (para ti y todos) desde Su infinito Amor y Sabiduría; y es Su voluntad la que se cumple siempre; Él manda, y tú cocreas conforme a Su voluntad. Asume esta suprema bendición y alinéate con la voluntad divina: esto te abre las puertas de la Abundancia y te confiere la paz profunda y la realización, al unificarte o sintonizarte con tu Ser.

19. Te unificas con tu Ser cuando permaneces en serena quietud interior, estés donde estés y hagas lo que hagas, libre de contradicciones, tensión o distracciones, permaneciendo relajado y atento en el ahora, fluyendo con todo en contemplación.

20. Desde este estado natural, recibes lo que precisas de forma sincrónica, mientras que las acciones oportunas fluyen de ti espontáneamente, y es tu Ser quien obra a través tuyo, servidor de la energía universal.

21. Este estado natural va desenvolviéndose en ti paulatinamente con la práctica del mismo. Cuando no estés morando en él, actúa responsablemente y conforme a tu corazón, orientándote suavemente hacia tu misión de vida, aquello que amas y es propio de tu naturaleza. Una vez que te has establecido en el estado natural, las dudas se extinguen. Entonces fluyes, eres.

22.
Orientado naturalmente según el camino que marca tu propia naturaleza, conforme a tu función específica en el cosmos, todo se ordena y encaja armónicamente cuando desarrollas y haces impersonalmente (entregado al Ser) lo que amas desde el corazón.

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