"Nuestro entrenamiento debe ser
para toda la vida. Existen tareas
de nuestra vida de superficie que
hemos de repetir hasta el fin de
nuestros días, una de esas labores
es la de estudiarnos y entrenarnos.
Debemos hacer de nosotros un
verdadero banco de pruebas,
partiendo de la base de que nada es casual.
Atraemos lo que necesitamos para evolucionar, consciente
o inconscientemente. Cuando somos jóvenes nos preguntamos, nos
esforzamos por saber qué queremos de la vida: y nos ocupa gran
parte de nuestro tiempo armar y desarmar ilusiones, pensando en
lo que queremos ser, en lo que queremos tener, o a lo que podemos
aspirar. En algún momento de nuestra maduración algo se rompe
dentro nuestro y comenzamos a indagar qué quiere la vida de
nosotros. Esto es mucho más interesante, y a partir de esta resolución,
lo trascendente comienza a barajar nuevas cartas para nosotros; ya
empezamos a ser conscientes de que somos.
Cada mañana al levantarnos debemos hablar con Dios; pero debemos
asegurarnos de que nuestro interlocutor no sea el ego disfrazado, "por
sus frutos lo conocerán". Si me pregunto qué puedo hacer por mis
hermanos, es el ego el que pregunta, porque el Ser ya sabe lo que tiene
que hacer.
Debo vivir la vida simplemente como venga. Esa es la voluntad del Ser
que se comparte conmigo.
Dejar de preguntarnos qué quiero de la vida y anclarnos y permanecer
en lo que la vida quiere de nosotros.
Solos, imposible; con la Providencia, un paseo"
-Camilo Guerra.
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