lunes, 24 de mayo de 2010

Serénate. Mira. Escucha.

Observa como cada planta y animal son completamente ellos mismos. A diferencia de los humanos, no están divididos en dos. No viven a través de imagines mentales de sí mismos, y por eso no tienen que preocuparse de proteger y potenciar esas imágenes. Todas las cosas naturales, además de estar unificadas consigo mismas, están unificadas con la totalidad. No se han apartado del entramado de la totalidad reclamando una existencia separada: “yo”, el gran creador de conflictos. Tú no creaste tu cuerpo, y tampoco eres capaz de controlar las funciones corporales. En tu cuerpo opera una inteligencia mayor que la mente humana. Es la misma inteligencia que lo sustenta todo en la naturaleza. Para acercarte al máximo a esa inteligencia, sé consciente de tu propio campo energético interno, siente la vida, la presencia que anima el organismo. Cuando percibes la naturaleza tan sólo a través de la mente, a través del pensamiento, no puedes sentir su plenitud de vida, su ser. Únicamente ves la forma y no eres consciente de la vida que la anima, del misterio sagrado. El pensamiento reduce la naturaleza a un bien de consumo, a un medio de conseguir beneficios, conocimiento, o algún otro propósito práctico.
Eckhart Tolle..

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