Los dogmas —religiosos, políticos, científicos— surgen de la creencia errónea
de que el pensamiento puede contener y encerrar la realidad o la verdad. Los
dogmas son prisiones conceptuales colectivas. Y lo extraño es que la gente ama
la celda de su prisión porque le da sensación de seguridad, una falsa sensación
de «yo sé».
Nada ha causado más sufrimiento a la humanidad que sus dogmas. Es cierto
que cada dogma se viene abajo antes o después, porque su falsedad acaba
siendo revelada por la realidad; sin embargo, a menos que el error básico sea
visto tal como es, el dogma será reemplazado por otros.
¿Cuál es el error básico? La identificación con el pensamiento.
El despertar espiritual es el despertar del sueño del pensamiento.
El reino de la conciencia es mucho más vasto de lo que el pensamiento puede
entender. Cuando dejas de creerte todo lo que piensas, sales del pensamiento y
ves con claridad que el pensador no es quien tú eres.
La mente existe en un estado de «nunca tener suficiente», por lo que siempre
ambiciona más. Cuando te identificas con la mente, te aburres y te inquietas
fácilmente. El aburrimiento significa que la mente tiene hambre de nuevos
estímulos, de más alimento para el pensamiento, y que su hambre no está
siendo satisfecha.
Cuando estás aburrido, puedes satisfacer «hambre mental» leyendo una
revista, haciendo una llamada telefónica, poniendo la tele, navegando en
Internet, yéndote de compras o —y esto es bastante común— transfiriendo al
cuerpo la sensación mental de carencia y la necesidad de querer siempre algo
más, satisfaciéndolas brevemente ingiriendo más comida.
O puedes sentirte aburrido e inquieto, y observar la sensación de estar
aburrido e inquieto. A medida que vayas dándote cuenta de estas sensaciones,
empezará a surgir algún espacio y quietud en torno a ellas. Al principio sólo
habrá un poco, pero, conforme crezca la sensación de espacio interno, el
aburrimiento empezará a disminuir en intensidad y significado. De modo que
incluso el aburrimiento te puede enseñar quién eres y quién no eres.
Descubres que ser «una persona aburrida» no es tu identidad esencial. El
aburrimiento, simplemente, es un movimiento interno de la energía
condicionada. Tampoco eres una persona enfadada, triste o temerosa. El
aburrimiento, el enfado, la tristeza o el miedo no son «tuyos», no son
personales. Son estados de la mente humana. Vienen y van.
Nada de lo que viene y va eres tú.
«Estoy aburrido»; ¿quién sabe esto?
«Estoy enfadado, triste, atemorizado»; ¿quién lo sabe?
Tú eres el conocimiento, no el estado conocido.
Eckhart Tolle
1 comentario:
¡Así es!
Publicar un comentario