Desde la eterna no-existencia contemplamos
en calma el misterioso principio del Universo.
Desde la eterna existencia vemos con claridad
las distinciones superficiales.
No-existencia y existencia son uno y lo mismo en su origen:
sólo se separan cuando se vuelven manifiestos.
Esta unidad se llama profundidad.
La infinita profundidad es la fuente
donde se origina todo lo que hay en el Universo.
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